Felipe González insiste hoy en la relevancia de la lealtad democrática. Más importante que la alternancia es la aceptabilidad de la derrota. Existiendo condiciones básicas para la competencia, la prueba crucial es que los derrotados reconozcan la derrota. Reconocer un veredicto adverso mantiene a los jugadores dentro del terreno democrático, evita las tentaciones de ruptura y fortalece al régimen de la competencia.Varios fragmentos de su artículo resuenan en México. Los malos perdedores parecen ser algo peor que malos perdedores.
Cuando alguien no sabe perder las posibilidades de que tampoco sepa ganar son altísimas. Así, los políticos que no saben aceptar su derrota, cuando les llega el triunfo, hacen un uso abusivo del poder que obtienen. Se dice que se les sube el poder a la cabeza y pierden el sentido de la realidad o la dimensión de su propia estatura. Es bastante adecuado para definir los comportamientos de este tipo de personajes.
En este ánimo Francisco Labastida merece un reconocimiento. ¿Ustedes piensan que Vicente Fox hubiera aceptado una derrota en el 2000 por una diferencia de 6% con todo y Woldenberg en el IFE? ¿Y qué tal una diferencia de 0.6%?
Publicado por: Enrique Ochoa Reza | 29/06/2007 en 08:24 a.m.