Empecemos por algún lado: la racionalidad del voto no es evidente. No es obvio que tenga sentido votar. ¿Por qué un ciudadano habría de entregar una cápsula de su tiempo si tiene bastante claro que la probabilidad de que su voto determine una elección es prácticamente inexistente? Muy pocos de los que hacen fila para votar imaginan que su voto terminará un desempate, decidiendo quién gana la Presidencia o quien llega al Congreso. Por eso hay un misterio detrás del voto: ¿por qué votamos teniendo la convicción de que nuestro voto específico es ineficaz? ¿Por qué votamos si tenemos casi la certeza de que la marca de nuestra crayola sobre la papeleta no decidirá nada? Votar es depositar una gota de agua en el mar con la esperanza de que cambie de sabor. La democracia electoral se fundamenta entonces en una racionalidad tan flaca como la que sostiene la homeopatía. Recuerdo un capítulo del alegato de Richard Dawkins contra la medicina “alternativa.” La homeopatía se basa en la idea de que una sustancia diluida en agua tiene efectos curativos y será más poderosa mientras el ingrediente activo se diluya más. Mientras más disuelta, más efectiva. Pero, ¿qué tan diluida debe quedar para resultar curativa según los homeópatas? Mucho. No implica la mezcla de una gota de sustancia activa en una cazuela, ni en una alberca, ni en un lago, ni en el océano. Los homeópatas aplicarían una molécula de sustancia activa con todas las moléculas del sistema solar para obtener el frasco milagroso que resulta, en realidad, una botella de agua.
En una comunidad nacional el voto individual queda igualmente disuelto en los inmensos números. Un ciudadano tiene poca esperanza de que su decisión importe y, sin embargo, vota. ¿Por qué lo hace? Algo distinto a la racionalidad utilitaria opera en su cabeza. Quiere provocar algo, sí. Pero, sobre todo, quiere formar parte de algo más grande que sí mismo, quiere insertarse de algún modo en una comunidad. Quiere que su voz se diluya en una voz más grande y quiere sentir la satisfacción de que el sonido colectivo incluya el aporte de su garganta. El mar no cambia de sabor pero la gota de agua encuentra domicilio. El voto es por ello, contribución a una decisión colectiva y, además, símbolo de pertenencia. Para el artefacto democrático, el voto es el mecanismo que lo activa. Pero para el ciudadano, el voto es otra cosa. Se trata, ante todo, de una declaración de pertenencia.
Por eso podría tener sentido anular el voto: para declarar el desapego a los partidos existentes, para mostrarles el alejamiento del elector, para representar su apartamiento de la cofradía partidista. La expresión es perfectamente legítima—como lo es también el voto por algún partido o, incluso, la abstención. Me adelantaría para decir que la campaña por el voto nulo es ya un éxito. Poco se habla de los partidos y mucho en contra de ellos. La pregunta de la temporada no es por quién vamos a votar sino si vamos a anular el voto. Ante campañas detestables, la campaña por la anulación convoca algún entusiasmo.
Advierto que las razones de los anulacionistas me parecen poco convincentes. Reconociendo el modestísimo poder del voto, me parece que es posible enviar una señal más clara sobre el rumbo del país. El sistema constitucional mexicano nos ofrece una oportunidad de evaluar la Presidencia a la mitad de su trayecto Podemos fortalecerla o acotarla. Esa es la disyuntiva que deberíamos encarar. Anular el voto es, en el fondo, cancelar la oportunidad de castigar o premiar al gobierno federal. Es meter a todos los partidos políticos en la misma cubeta, como si sus perfiles fueran idénticos, como si no hubiera un partido en la casa presidencial. Bajo la crítica a todo el régimen de partidos, se exime de responsabilidad electoral concreta a los actores políticos concretos. Coincido con el PAN: esta es una elección para evaluar al Presidente Calderón. Su invitación, sin embargo, no me persuade. Por la falta de estrategia en el combate al crimen organizado; por su errática conducción económica y por el equipo con el que gobierna, el partido en el poder merece un castigo electoral.
No votaré enamorado de ninguna opción. En muchos anulacionistas se trasluce el despecho del enamorado o la soberbia de quien sólo cree en la representación de su espejo. Yo no busco en ningún partido la respuesta a mis esperanzas, ni el reflejo integral de mis aspiraciones. En la democracia electoral no busco la mitad de mi ser incompleto. Por eso veo en el voto un simple instrumento—limitado, por supuesto—para premiar y para castigar a los políticos. De ahí mi opción por el mal menor. Estoy convencido de que los castigos, para ser eficaces, deben dirigirse a partidos concretos. Pretender castigar a todos es excusarlos a todos. Diluir la responsabilidad de las malas políticas en la perversidad de todos los partidos sólo hace más jugoso el negocio de los demagogos.
¡Extraordinario artículo, Chucho! De verdad magnífico! Coincido, como sabes, plenamente. Respeta la actitud legítima de los anulacionistas, pero establece bien la inutilidad democratica de anular el voto.
Aunque me va a dar mucha risa que votes por el PRI (again, ¿Cero y van cuantas, amigo?)
Publicado por: El Oso Bruno | 08/06/2009 en 09:08 a.m.
Jesús. En efecto se trata de darle o no más poder al Ejecutivo. Mas no sólo estamos evaluando el Presidente pues no gobierna solo. También evaluamos al Congreso. Ellos son parte del gobierno. Y ellos pueden o no trabajar en armonía con el Ejecutivo. Pueden meterle la pata o ser motor de avance. Ahí están las muchas reformas fallidas que han hecho de esta elección y de la conducción económica un desastre y está la poca cooperación por crear una Policía Nacional. Así que se trata de evaluar al Ejecutivo y al Congreso en operaciones conjuntas. No solo al partido del Presidente sino lo que hicieron o no los otros.
Tengo la impresión que en México no hemos entendido esto de las elecciones intermedias. En efecto, se trata de hacer más eficaz al gobierno en conjunto. No se trata de llevar a un diputado por un distrito sino de darle o no una mayoría a cierto partido. La mayoría, es la consigna. No lo sabemos como ciudadanos, no lo sabemos ni siquiera en muchos casos como analistas, menos lo saben los partidos; es la mayoría... como sí es claro en los sistemas parlamentarios. Mayorías o no que gobiernen con eficacia.
Sí en efecto, se trata de votar por el menos malo. De buscas una mayoría menos mala. ¿Qué será menos malo, darle más apoyo al Ejecutivo o darle más apoyo a los opositores en el Congreso? ¿Qué será menos malo, que el Ejecutivo tenga una mayoría que nunca ha tenido o que tenga más poder otro partido? ¿Más de lo mismo o un Congreso acompasando el Ejecutivo?
Publicado por: Alvaro U. | 08/06/2009 en 09:25 a.m.
Wow!! excelente su visión, agradezco poder leer algo que en primera el título me capturó y después..... gracias. (pero... deveras va a votar por el Pri???)
Saludos..
Publicado por: ZOENOYOLA | 08/06/2009 en 10:50 a.m.
Hay dos dudas que tengo: ¿voto por el partido o por el candidato? Siempre he votado por el PRD, pero su candidato a San Lázaro por mi distrito es un gángster de quinta. Podría girar al PSD, pero su candidato en mi demarcación es otro gángster de séptima. No me gusta lo que hacen el PRI y el PAN en la Cámara de Diputados, así que descarto de antemano votar por ellos. ¿Le regalo un sueldo a alguno de los dos gángsters vividores o lo anulo? Yo lo voy a anular: por lo menos les quitaré algo de dinero a los partidos y no seré cómplice de la llegada de esos mafiosos a la Cámara de Diputados.
Publicado por: Eugenio | 08/06/2009 en 11:22 a.m.
Eugenio: y cómo le vas a disminuir el dinero a los partido. A lo mejor te sientes mejor por no ser cómplice de los mafiosos, pero no te engañes: la anulación de tu voto no les quitará dinero a los partidos.
Yo creo que hay que votar por partidos, más que por candidatos--a fin de cuentas, en México se impone la disciplina de partido. ¿Cuándo has visto que un diputado se salga de la línea de su partido? Ha pasado pero es rarísimo.
Publicado por: Benjamín Villegas | 08/06/2009 en 11:27 a.m.
Hola,
En relación al voto anulado.
1)Por qué tanto alboroto por el voto nulo. No es una propuesta revolucionaria ni nueva. Muchos países europeos lo adoptan y el porcentaje de votos nulos tiene muy poca importancia en resultado total.
2) Ahora bien,en el contexto mexicano sería interesante ver si el porcentaje de votos anulados podría ser significativamente "alto" como para mandar una senal clara de descontento por parte del electorado frente al sistema político, económico, social, etc.
3) Por otra parte, la opción del "menos peor" propuesta por el JSH me parece conservadora y conformista. En efecto, para mí, la democracia tiene que ser parte del reflejo integral de mis aspiraciones.
Por ejemplo, de lo contrario, seguiríamos gobernados por reyes.Me parece que los liberales tenían aspiraciones profundas para cambiar el antiguo regimen. De lo contrario, no hubieran hecho el esfuerzo por cambiar el regimen.
En resumen, me parece que el concepto de democracia debe estar en debate constante y por ende las formas de elección. La anulación del voto, sin ser una propuesta nueva contribuye a la democracia.
Saludos.
Publicado por: José | 08/06/2009 en 11:57 a.m.
Debo ser franca. Había estado dando vueltas en mi cabeza la posibilidad de anular mi voto. Sin embargo, había olvidado el poder que tiene... esa posibilidad de evaluar la presidencia y de acotar o ampliar sus acciones... creo que volveré a pensar que plasmaré en mi boleta en próximo mes de julio.
Publicado por: Fernanda | 08/06/2009 en 12:32 p.m.
A José le recomendaría que viera lo que pone Jesús sobre Isaiah Berlin en su blog y sobre todo, que leyera La idiotez de lo perfecto.
Publicado por: Lucía Juárez | 08/06/2009 en 12:42 p.m.
Hola Lucía:
Por qué me recomiendas el libro y lo publicado en el blog?
Gracias.
Publicado por: José | 08/06/2009 en 01:42 p.m.
La democracia no tiene que ser el reflejo de las aspiraciones individuales. La democracia es un procedimiento de toma de decisiones en el que aplica la regla de la mayoría y todas las opiniones valen igual. No es más, tampoco es menos.
Debemos dejar de idealizar las cosas, el Estado no es nuestro salvador, ni tampoco debemos poner nuestra fe en él como la panacea aspirando a representantes caídos del cielo.
Lo que México carece es de un arreglo de valores claro, por eso hace falta una revisión constitucional que nos dé a todos un piso común para debatir. En la medida en que este arreglo falte y el antigüo siga siendo pisoteado y reformado por todos, la democracia seguirá siendo un medio para que la marabunta se haga del poder y aplique sin límites una versión corrupta o personalista de la regla de la mayoría.
Deslegitimar a la Cámara es la mejor manera de aplazar 3 anyos más un nuevo arreglo legal, pues en la medida en que los diputados carezcan de legitimidad, menos posibilidades habrá de darnos un nuevo arreglo electoral.
Y una Cámara con legitimidad nula será una buena valla que brincará sin problemas el Presidente, en guerra y crisis.
Como dijo Jesús, el 5 de julio se vota por un Congreso de oposición o un Congreso aliado.
Publicado por: Geraldina | 08/06/2009 en 01:58 p.m.
Lo verdaderamente lamentable es que, ante cualquier alternativa, acabaremos votando por la mediocridad: la única sopa de este menú.
Publicado por: sbc | 08/06/2009 en 08:56 p.m.
...no tiene caso, no hay opción, ni siquiera la revolución...
Publicado por: Mario A. Grajales | 08/06/2009 en 09:07 p.m.
Me parece muy adecuada la conclusión pero no así la comparación con la homeopatía. En primer lugar, la proporción de un votante a toda la población del padrón es muchos órdenes de magnitud menor a la proporción de una gota en un lago (ya no digamos una molécula en el sistema solar), pero en segunda, y mucho más importante, en la homeopatía la gota de sustancia "activa" se diluye en una enorme cantidad de agua o de algún solvente inocuo, con lo que su efecto es nulo de facto, mientras que en una elección, el voto individual se suma a una población de votos que escoge entre un número limitado de opciones (partidos, candidatos o anulaciones, sean estas intencionales o por error), por lo que su efecto se suma al de los otros votos que van en la misma dirección. Comparar el acto de votar con el acto de diluir homeopáticamente equivale a aislar al individuo de la sociedad, cosa que sólo ocurre en un contexto imaginario. Tan imaginario como la eficacia de la homeopatía.
Un Abrazo.
Publicado por: Antonio | 08/06/2009 en 09:56 p.m.
Geraldina tu definición de democracia es muy estrecha.
La democracia es un concepto que no se limita a la regla de la mayoría.Imagina un gobierno de una mayoría de "pobres". Pobres de los "ricos" no?. La democracia puede ser instrumental, procedural, etc.Me parece que todas las variantes de dicho concepto son igual de importantes en el analisis y en la práctica.
Además la democracia es y debe de reflejar las aspiraciones individuales que pueden ser generalizadas. Por algo ahora pueden votar las mujeres y todas las clases sociales.
El Estado no es el salvador pero si define un arreglo institucional que refleja los valores de una sociedad. El Estado no va a resolver todos tus problemas pero sí es el encargado de brindar justicia, libertades, democracia, etc. Nosotros construimos el Estado no sólo la clase política.
Por otra parte el voto nulo también es un arreglo legal que no tiene porque crear el caos. Seamos realistas no va tener un alto impacto en los resultados electorales (ojalá y lo fuera). Pero si puede servir para dar más alternativas de valores demócraticos.
Publicado por: José | 09/06/2009 en 11:37 a.m.
Hola Jesús,
sin duda un artículo moderado habla bien de su autor (alguien diría por ahí que la moderación es directamente proporcional a la inteligencia).. no obstante me quedan algunas dudas y quisiera cavar un poco en las ideas suyacentes al artículo.
Cuando hablas de "democracia electoral" qué es exactamente lo que tienes en mente... tengo una ligera idea de saber qué es a lo que te refieres pero no estoy seguro así que mejor te lo pregunto. Luego
Si como dices, "La democracia electoral se fundamenta entonces en una racionalidad tan flaca como la que sostiene la homeopatía" por qué preferirla a otros mecanismos alternativos? ¿por qué no nos deshacemos de ella?
ahora yo coincidiría posiblemente con que " la racionalidad del voto no es evidente" pero tampoco diría que es por ello irracional, i.e., no se sigue de ello y tu pareces implicar que sí.
también podría concidir en que "veo en el voto un simple instrumento—limitado, por supuesto" y respeto tu derecho a darle un uso retribucionista , pero si el voto es SOLO un instrumento -i.e., sólo tiene valor instrumental- pues entonces que cada quién haga uso de él como le venga en gana ya sea anulandolo, dejandolo en blanco o absteniéndose a votar, no? (esto lo escribo no pensando en lo que tú dices sino en los antianulacionistas)
por otro lado, la analogía con la homeopatía ilustra, y te puede dar un buen punto de partida: retóricamente es atractiva pero... hasta que no explicites tu concepción sobre la democracia la analogía, aunque muy buena, quedará un poco corta, creo yo.
un saludo y sin duda la moderación se agradece
(lástima que no pusiste tus credenciales académicas como algunos colegas que también publican en el reforma, retóricamente es más fuerte)
Publicado por: P.G | 09/06/2009 en 04:13 p.m.
Es muy lamemtable que personas cultas como usted se refieran a esta ciencia de esta manera,ofende usted a las instituciones academicas,que enseñam sobre esta medicina y a tantos profesionales de la misma,ojala tenga usted el valor de disculparse publicamente,ante un triste comentario,que habla por si solo de su ignorancia sobre esta ciencia
Publicado por: jose miguel gamboa colome | 10/06/2009 en 10:10 a.m.
José Miguel Gamboa: le agradezco su correo.
¿Por qué habría de disculparme por lo que digo? Estoy convencido de que, como se ha dicho, la homeopatía es placebo en el mejor de los casos y, en el peor, simple charlatanería. (http://archsurg.ama-assn.org/cgi/content/full/133/11/1187)
Que haya instituciones que la promuevan no prueba su seriedad. En las universidades incluso en algunas serias, hay siempre una buena población de charlatanes.
El documental de Richard Dawkins contra los enemigos de la razón, que menciono en mi artículo lo puede usted ver en internet. Ahí Dawkins concluye: si los homeópatas pueden demostrar el funcionamiento de su "ciencia" no han fundado simplemente una medicina prodigiosa: han descubrierto nuevas leyes de la física. Si alguien es capaz de demostrar su mecanismo, merece el Nobel, si no, no merecen el dinero de sus pacientes.
Saludos
jshm
Publicado por: jshm | 10/06/2009 en 11:05 a.m.
Está el voto de castigo al PAN , el voto por el menos malo al PRI, el voto convencido al PRD y finalmente el voto anulado y, de todos estos votos, el menos malo es... el voto anulado.
Publicado por: José R. | 10/06/2009 en 10:58 p.m.
Durante 5 años tuve la oportunidad de trabajar en una clinica movil,que daba medico y medicina homeopatica a pueblos mayas de yucatan,nunca se les dijo nada sobre esta,solo como tomarla,como explica las curaciones de problemas y dolencias de todo tipo,ojala entre usted a la pagina de la fundaciob una promesa de salud en yucatan,y se entere de esto,que de diez pacientes 2 se curen con placebos puede ser pero tantos ,ademas recuerde que esta viene de alemania,y esos son un raza superior o no,pero bueno que se puede decir del comentario suyo de que esta llena de charlatanes las escuelas,si usted,estudio en una de ella.insisto con todo respeto como su padre no hay dos.
José Miguel Gamboa
Publicado por: José Miguel Gamboa | 11/06/2009 en 08:24 a.m.
Para charlatanes, Sr. Gamboa, sus maestros de español...
Publicado por: cbr | 11/06/2009 en 07:43 p.m.
Estimado Sr. Silva-Herzog M.
Al leer su artículo del Reforma del día 8 de junio, me sentí mas que indignada, un tanto apenada por usted, ya que, siendo un hombre, ante los ojos públicos, tan culto y letrado, no se tomó la molestia de instruirse, antes de escribir, acerca de la Homeopatía, uno de los métodos científicos y terapéuticos utilizados desde hace mas de 200 años, que, a pesar del tiempo, tienen efectividad comprobada, promueve y acrecenta la salud, previe enfermedades y enaltece la dignidad humana. Más aún, comete el error de apoyarse en un comentario del Sr. Richard Dawkins, que tampoco tiene idea de lo que dice en referencia a la Homeopatía. Ambos tienen el descuido de citar solo una parte de lo que es la Ley de Similitud, solo uno de los varios principios de la Homeopatía, y no se toman la molestia de indagar sobre el concepto en su forma mas amplia y trascendental. Esto habla muy pobremente de usted y ofende al gremio médico -homeopático, puesto que, si se hubiese tomado la molestia de instruirse brevemente sobre ésta terapéutica, utilizada mundialmente desde hace varios siglos y respaldada por instituciones y, hoy en día, por pruebas "científicas" como usted rotundamente niega, su artículo no tendría nada que ver con el mensaje que quiso transmitir acerca del voto en nuestro país, y no hubiera proyectado una imagen de ignorancia. Lo invito a que estudie y se informe del tema antes de dar su opinión.
Atentamente, Dra. Raquel Huber.
Publicado por: Dra. Raquel Huber G. | 19/06/2009 en 02:50 p.m.