Un par de notas se han publicado recientemente sobre el segundo volumen de cartas
de Isaiah Berlin y un libro de homenaje
. En el New Statesman, Justin Cartwright, a diferencia de otros lectores, saborea las cartas: las encuentra graciosas, siempre con un toque irónico y autodenigratorio, frecuentemente maliciosas y en ocasiones brillantes. Terry Eagleton, por su parte, toma las misivas como muestra de un personaje prototípico de la intelectualidad oxoniana.
Expresivo acercamiento a la obra del Maestro, gracias.
(Pregunta: ¿No fué Wilde quien observó la profundidad de la piel?)
Publicado por: szalvador | 01/07/2009 en 12:39 p.m.