A veinte años del derribo del Muro de Berlín, se publican recuentos y reflexiones. Una de la más interesantes es la que escribe Timothy Garton Ash en el NYRB. Repasando una serie d libros recientes sobre el acontecimiento, el brillante cronista
de aquellos días dramáticos y festivos, resalta el impacto de lo imprevisible, el carácter trasnacional de los hechos, el efecto de los liderazgos. Escribe TGA:
El fin del comunismo en Europa trajo la realización más paradójica del sueño comunista. Polonia en 1980-1981 vio una revolución obrera--pero fue en contra de un llamado Estado proletario. Los comunistas soñaron con un internacionalismo implantando la revolución de un país a otro; entre 1989 y 1991 la revolución llegó finalmente y se implantó de un país a otro, con el efecto de desmantelar el comunismo.
un link interesante:
http://www.politicacomun.org/
Publicado por: sable sin | 21/10/2009 en 11:43 a.m.
Un tema que me apasiona Chucho. La nota de TGA es excelente y en esa misma revista encuentras muchas otras de él escritas en los 90. Otros dos libros sobre el tema son el de Frederick Taylor, The Berlin Wall y el de Victor Sebestyen The Revolutions of 1989. Y claro, te invito a mis notas sobre el tema en Gera´s Place. http://gerasplace-reloaded.blogspot.com/search/label/Revoluciones%20de%201989
Me parece indispensable entender 1989.
Publicado por: Geraldina | 22/10/2009 en 07:40 p.m.
Y no sería la última sorpresa. Juan Pablo II esperaba que el fruto último de la revolución obrera de Solidaridad sería una Europa Oriental arrancada de las garras del ateísmo y entregada a la vieja devoción católica.
No previó que al final, esa revolución terminaría creando naciones consumistas, alejadas de dios alguno e impermeables a las diatribas espirituales, excepto las de gurús new age que le comieron al catolicismo la cena que tan augusto Papa había preparado.
Publicado por: Leo CP | 24/10/2009 en 11:33 p.m.