Muchos textos estos días sobre el vigésimo aniversario del derribo del muro. Es atractivo el contraste de dos reflexiones sobre el año que es descrito por Timothy Garton Ash como el mejor en toda la historia de Europa. El primero es el artículo de Slavoj Zizek en el New York Times de hoy. El segundo, una entrevista con Adam Michnik en el Wall Street Journal.
Zizek resalta la decepción de estos veinte años. El capitalismo que nadie quiso enmascara la continuidad: "no tenemos una auténtica democracia, sólo su máscara: las mismas fuerzas oscuras manejando los hilos del poder; una pequeña secta de excomunistas disfrazados de dueños y gerentes--nada ha cambiado realmente. Necesitamos otra purga. La revolución debe ser repetida." Hace falta, pues, una nueva utopía luminosa. Contra ese brillo argumenta Michnik en su conversación. La democracia, recuerda, es gris. Esa es su belleza: no tiene la brillantez de lo impecable. El periodista está lejos de ignorar los problemas de la nueva Europa: tentaciones vengativas, autoritaritarismos disfrazados, demagogia nacionalista. Pero ahora, apunta Michnik, mi país es un país normal y eso significa tener problemas normales.
Jesús:
Hay un problema con la liga al texto de Michnik.
Saludos!!
Publicado por: Irad | 09/11/2009 en 12:13 p.m.
Zizek es un gran provocador y un extraordinario engaña-bobos
Publicado por: El Oso Bruno | 10/11/2009 en 12:22 p.m.