Gracias a Luis Alfonso Gómez encuentro el artículo que Jorge Edwards publica hoy en El país. El escritor chileno examina la naturaleza del ensayo y traza unas líneas de la vida de Montaigne. El artículo se titula "La serpiente de san Miguel," evocando el aire y la tierra del género.
El ensayo es el género literario de la libertad. Nosotros hemos tenido ensayistas y todavía los tenemos, pero son autores que no siempre comprenden la esencia, la naturaleza propia del género que cultivan. A veces pontifican, dictaminan, se emborrachan de citas librescas, nos castigan.
El ensayo, en cambio, es amable, libre, cercano a la naturaleza. Huye de la pedantería y del dogmatismo. Desconfía de cualquier especie de jerga, de sistema cerrado de signos, y busca el lenguaje de la calle, de las regiones, de artesanos y campesinos. Representa una reacción rápida, intuitiva, frente a temas del presente, y se mueve entre diferentes puntos de vista, salta del uno al otro, pero siempre con amabilidad, y sin miedo de incurrir en la contradicción.
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