La casa presidencial ha empezado a trasmitir nuevas señales. Algunas son alentadoras. La elección intermedia significó un duro golpe al grupo presidencial, debilitando la posición del Ejecutivo frente a la legislatura. Tras la votación del 2009, aparecía, incluso, una nueva mayoría dentro de la Cámara de Diputados. Se anticipaba entonces que el largo fin de sexenio sería simplemente el preparativo para el retorno de los antiguos propietarios de la residencia presidencial. Hay que reconocer que las cosas no han seguido el libreto del cartucho quemado. En condiciones complejas, el presidente se aferra a las riendas.
Merece destacarse que sigue ejerciendo el mando de su partido. La consecuencia más importante de las elecciones locales fue precisamente ésa: consolidó el liderazgo de Calderón dentro del PAN. El éxito de las alianzas, dio a la posición presidencial fuerza al interior del PAN. Imaginemos lo que hubiera sucedido de haber sido un fiasco. De haber fracasado las alianzas, estaríamos hablando hoy de un gobierno en extremo débil que enfrenta una oposición cruenta desde dentro de su partido. El hecho es que Felipe Calderón sigue siendo el líder indiscutible de Acción Nacional. El presidente ha reconstruido su equipo con el mismo criterio que ha empleado: la lealtad por encima de la experiencia; la lealtad por encima de la competencia; la lealtad por encima de cualquier cosa. Si la capacidad presidencial equivale a la competencia de su equipo, Felipe Calderón es el presidente más limitado de la historia moderna de México. Dicho esto, debe subrayarse un cambio importante en el equipo del presidente. Durante la década panista, los presidentes han convivido con un Secretario de Hacienda de larga experiencia financiera y con peso político propio. Algunos hablaban de una especie de diarquía: el ministerio de finanzas como el reino independiente de la tecnocracia. Calderón tuvo la osadía de romper con ese tabú y colocar en esa posicion a un hombre suyo. El cambio le da a su gobierno un instrumento con el que no había contado a plenitud hasta ahora.
Calderón prolonga su liderazgo dentro de su partido y fortalece su posición en el manejo de la política económica. También ha dado señales de apertura que merecen ser reconocidas. Desde el asesinato del candidato priista a la gubernatura de Tamaulipas, el presidente Calderón convocó a las fuerzas políticas del país a definir una política de unidad frente al crimen organizado. No lo hizo desde la arrogancia de quien exige la aceptación total de la línea gubernamental, sino abriéndose a la crítica, disponiéndose a incorporar visiones distintas. En días recientes, Felipe Calderón ha entablado diálogo con distintos sectores de la sociedad civil con el objeto de construir unidad nacional frente al crimen. Ha escuchado a representantes de las iglesias, a periodistas y empresarios de los medios, a expertos y opinadores. Lo más relevante de estos encuentros ha sido el tono del presidente. Si hasta hace unas semanas escuchábamos cerrazón, hoy se percibe apertura. Hace poco se decía que las muertes eran auspiciosas. Se nos decía que la sangre que bañaba al país era signo de que la guerra contra el crimen organizado avanzaba. El gobierno no solamente defendía con tenacidad su estrategia sino que invalidaba cualquier crítica como si recomendara sumisión. Cualquier crítica era tachada de inmediato como invitación a la capitulación del Estado mexicano.
No hay más ruta que la nuestra, decían los voceros oficiales, de una u otra manera. Hoy el tono—subrayo: el tono—es muy distinto. El presidente escucha a sus críticos, los interroga para comprender su lógica, se dispone a calibrar sugerencias. No se trata de un presidente que esté en ánimo de inflar los logros y minimizar la gravedad del reto. El diagnóstico presentado públicamente por Guillermo Valdés, director del CISEN, nos muestra a un gobierno que no tiene la intención de azucarar las cosas ni taparse los ojos. La situación es crítica y la estrategia no está dando los resultados esperados. No hay propósito de encubrimiento ni intención de autoengaño. El presidente parece estar en disposición de dar un giro a su estrategia contra el crimen organizado.
Calderón no está iniciando la despedida. Si bien se percibe en su política una obsesión por impedir a toda costa el retorno del PRI a la casa que habita y convertirse en el jefe de campaña de su partido, también se entreven señales de apertura y disposición autocrítica. Su legado estará ligado indefectiblemente a los resultados de su política de seguridad. Si se distrae de esa prioridad y subordina la recuperación de la tranquilidad pública a propósitos electorales, los resultados para el país pueden ser trágicos. Si, por el contrario, recupera el sentido de lo esencial y encauza al país en sendero para recuperar la paz, su presidencia merecerá reconocimiento.
Hoy si no voy contigo. Resulta gravísimo que el presidente precise de suprimir la autonomía de las decisiones económicas ("la economía se manejas desde Los Pinos" dijo Echeverría, y así nos fue, ¿Recuerdas?) y la de su partido (¿no que queríamos partidos fuertes y representativos?) para dizque no perder relevancia hacia el final de su mandato. Por otro lado, recuerdo que en su momento criticaste con sólidos argumentos tanto el nombramiento del "cuatito" en Hacienda como el del otro "cuatito" al frente del PAN. ¿Por qué ahora es virtud lo que antes señalaste como defecto? ¿Un presidente sólo es fuerte si gobierna con sus "cuatitos", si tiene el control omnímodo de todas las instituciones? Quizá gane Calderón en su batalla de impedir a como de lugar que gane el PRI 2012(triste causa, a final de cuentas, habiendo cosas más importantes que atender, ¿o no?), pero ¿Gana el país con el debilitamiento de Hacienda y del PAN?
Publicado por: Pedro Arturo Aguirre | 09/08/2010 en 10:00 a.m.
No celebro. Advierto dos cosas que no se han registrado suficientemente:
1. Calderón se ha fortalecido (relativamente) en los últimos meses. No festejo la mediocridad de su gabinete. Creo que se ha hecho de una pieza que antes no tenía.
2. Calderón se ha flexibilizado (discursivamente) en los últimos meses. Se ha abierto a la crítica como no lo había hecho durante todo su sexenio.
Eso es todo.
Publicado por: jshm | 09/08/2010 en 10:10 a.m.
Caballeros:
Este siendo un país atrasado, hueco, no se le puede pedir construir un gobierno verdaderamente meritocrático, de interelaciones impersonales y racionales. Eso es para países modernos, progresistas. Aunque Pedro tenga razón, la menor preocupación sería la cartera de lo económico (mientras las aguas se conserven calmas), si bien la experiencia y las conexiones mundiales sirven muchísmimo (a los tecnócratas), Cartens las conserva y afortunadamente no somos una autarquía.
Hay que revisar resultados. Crony cabinet no sorprendente en un país de crony democracy y especialmente un crony capitalism crónico.
Por otro lado. Había ya observado el nuevo sentido de la realidad. Me despierta la esperanza la obsrevación de un posible SENTIDO DE LO ESENCIAL.
Publicado por: FMGARZAM | 09/08/2010 en 01:23 p.m.
Jesús,
Estás en un error, el cambio de tono que enfatizas no son más que los lamentos pusilánimes de un "lame duck" que no pude reconocer su fracaso y en consecuencia "hace cómo" que escucha. Si bien es claro que nunca leyó los capítulos XV y XXII del Príncipe, posee las cualidades que le pueden hacer perder (el control) del estado y se rodea de imbéciles, con sus respectivos consejos...los cuates de la carne asada...
Publicado por: EShea | 09/08/2010 en 09:24 p.m.
Sin duda Calderón se va a aferrar a la presidencia, si Fox no la soltó menos lo hará Calderón.
Publicado por: VIII | 10/08/2010 en 04:51 p.m.
Sin duda "El Gabinete fallido"
Publicado por: pivyta | 11/08/2010 en 01:18 a.m.
El diagnóstico presentado públicamente por Guillermo Valdés, director del CISEN, nos muestra a un gobierno que no tiene la intención de azucarar las cosas ni taparse los ojos.
Publicado por: Gucci Watches, Rado Watches, Bvlgari Watches, replica Gucci Watches | 12/08/2010 en 03:20 a.m.