El castigo es el peor atajo frente a la expresión ofensiva. El recurso más fácil frente a la agresión verbal, la burla hiriente es recurrir al castigo. Darle una nalgada al insolente. Acudir a papá para que regañe al niño, a la maestra para que expulse al malportado, al Estado para que castigue al irrespetuoso. A eso estamos tentados ahora que tenemos una ley que castiga la ofensa de palabras y órganos de la decencia que regulan el qué decir. Este atajo, como muchos otros, es falso: aparenta alivio pero deja las cosas en su sitio. Vedar palabras no mejora la convivencia: cambia de tema. Me parece que la ofensa es consustancial a la libertad y que el debate es, inevitablemente, rasposo. Más aún, creo, con Ayaan Hirsi Ali, que la libertad implica el derecho a ofender. Por eso, al gobernador de Jalisco no hay que castigarlo: hay que discutir con él. No hay que pedirle una disculpa, hay que exigirle razones.
Me temo que no las tiene porque ha recurrido a los reflejos sensoriales para fundamentar sus convicciones. El comentario del gobernador panista es una perla que no debe perderse en los expedientes de nuestro Instituto de la Corrección Política. Don Emilio González Márquez ha declarado que las uniones homosexuales le dan "asquito." “Matrimonio sí es un hombre y una mujer, porque, ¿qué quieren? Uno es a la antigüita y el otro todavía, como dicen, no le he perdido el asquito a aquello.” Al pintoresco gobernante, la homosexualidad provoca una reacción que seguramente le causa la cercanía de la caca, la pus, los mocos, algunos insectos peludos, la comida podrida, la basura maloliente. Entidades repugnantes. En ese universo coloca a los homosexuales: en el sitio de las secreciones corporales, las emanaciones pestilentes y los cuerpos en proceso de descomposición.
Fundar una convicción en el asco es un monstruoso retroceso moral. Es abdicar de la racionalidad para fundar el criterio del bien y del mal; es llevar el desprecio al otro a su expresión más baja, más inhumana, más bestial. Es, en una palabra, la más anticristiana de las actitudes: expulsar a una categoría de personas de la familia de lo humano. La falta de respeto a la vida del otro llega al punto de desposeer, en la imaginación, de cualquier atributo humano para convertirlo en esa sustancia viscosa, hedionda y amenazante que provoca asco.
Martha Nussbaum ha publicado recientemente un libro sobre este tema. From Disgust to Humanity (Oxford University Press, 2010). Para la filósofa, tan atenta al mensaje de la emoción y la metáfora, la política del asco es el polo opuesto a la política de la humanidad—de ahí el título de su trabajo. Describir al otro como asqueroso ha sido un recurso común de la intolerancia y, frecuentemente, el prólogo de la persecución. Hay que protegerse del extraño nos dicen. Hay que taparse la nariz para entrar en contacto con la otra tribu, hay que usar guantes si no hay más remedio que tocar al de la otra raza; hay que tapar a la mujer, hay que encerrarla para que no muestre su indecencia. De preferencia, hay que evitar cualquier contacto físico con los otros porque los repugnantes son contagiosos. No hay que usar los mismos cubiertos, tocarles la mano, respirar su aire. Son orgánicamente inferiores, huelen mal, son insalubres, sucios... y nos pueden invadir. El asco se fundamenta en una doble fantasía: la extrema suciedad del otro y la pureza propia. El otro es una cucaracha, la lepra, un gusano. Yo soy una nube angelical. Los nazis no ahorraron calificativos para describir a los judíos en términos repulsivos: larvas escondidas en un cuerpo que se pudre. El discurso del asco, en efecto, sueña con la profilaxis de lo aséptico, es decir, la perfecta higiene del prejuicio.
El asco, sostiene Nussbaum, no es una sabiduría precognitiva. No es el depósito instintivo de la moral. Es el prejuicio más vulgar, la intolerancia más pedestre, la más afectada inseguridad. Es el pozo donde se acumulan las preconcepciones sociales más estancadas, ésas que no han recibido el aire de la discusión, la sacudida del debate, la exigencia del argumento. El desprecio reiterado socialmente y bendecido por las costumbres no se molesta en delinear una razón: su estómago dicta y pronuncia la descripción del otro: guácala. Protección irracional de jerarquías y tradiciones frente a lo supuestamente contaminante. Recurrir al asco para describir al otro, como lo hace el locuaz gobernante de Jalisco, es renunciar a la empatía de la que nace el impulso de la igualdad. Si al gobernante le produzco asco, ¿tiene derecho de quitarme mis derechos? ¿Tiene permiso para tratarme como si fuera una larva infecciosa?
El asco puede tener dos orígenes uno cultural, aprendido y otro fisiológico.
Definitivamente que una situación produzca asco cae en algunos de los dos casos, an ambos se refiere a una enfermedad una de tipo cultural y otra de tipo fisiológico. Generalmente aparece el asco cuando como una situación de aviso ante un riesgo. Y finalmente con el asco de origen fisiológico debemos tener cierto respeto, con el asco por formación cultural debemos tener mucho cuidado, hay muchos discursos que aparentemente promueven la equidad en todos los aspectos del ser humano, pero en el fondo reafirman diferencias que culminarán en conflictos sociales, recordando su comentario de ayer, porque tenemos nuevos mesías, y si los hay es porque tambien hay nuevas masas que sin dudarlo y apoyados en sus prejuicios los siguen. No creo que tengamos que hablar de tolerancia cuando estamos ante la diferencia, es mejor hablar de respeto ante las elecciones que otros seres humanos hicieron porque ese es su derecho, en tanto no tengan propósitos perversos y sus decisiones deriven en daños a terceros.
Saludos afectuosos.
Publicado por: PAtricia Rodríguez de San Miguel | 18/10/2010 en 09:36 a.m.
Respeto la relación entre homosexuales, pero sinceramente, al ser heterosexual me da asco ver a 2 hombres mostrando su amor en público, porque lo veo sucio así como cuando a un niño le da "asco" que se bese una pareja heterosexual, incluso heterosexual. Es un proceso normal, que tampoco debe sere satanizado. Tal vez políticamente no fue correcto el gobernador de Jalisco pero también dijo lo que una gran mayoría siente.
Publicado por: Rafael | 18/10/2010 en 01:24 p.m.
Que asquito me da el primer párrafo de este postito, sobre eso sí fundamento y no sobre alguien mis poquitos asquitos.
Publicado por: poco asquito | 18/10/2010 en 02:14 p.m.
No creo que se deban satanizar las palabras del goberador, después de todo, si lo hicieramos estaríamos intentanto "ofender" su derecho a la libertad de expresión, la realidad es que cada quien tiene cierto nivel de escrúpulos en cuanto al "asquito".
Preferiría usar esta palabra para algo que me provoque náuseas; es decir, soy heterosexual, y la idea de ver a 2 hombres compartiendo saliva no me ofende,respeto su libertad, no pisan mis libertades y si señalo al gobernador por su manera de ver la homosexualidad, estaría abusando de mi libertad y estaría dando un paso atrás en lo que a respeto de la libertad se refiere.
Me queda claro que al gober no le gustan los espectáculos gays, pero de ahí a señalarlo como "ofensor" ofendo a mi persona primero, y ahora que acabo de regresar de tierras tapatías y enterarme de esto, solo le pediría un poquito de prudencia al momento de tener un micrófono al frente...
Saludos
Publicado por: Andrés Moreno Prado | 18/10/2010 en 04:27 p.m.
¿O sea que no se entendió el artículo de Jesús? Emilio puede tener asquito de lo que sea, pero al tenerlo de una persona la deshumaniza y si además es gobernante provoca una reacción social y obstaculiza a los derechos de aquellos por los que siente ese asco.
No se puede además, en público, dejar de ser gobernador, que no se diga que es su opinión personal inocua e inocente porque su investidura va por delante.
Por último, la mayoría heterosexual no justifica la deshumanización.
Por si fuera poco, Emilio, se auntonombra un gobernante juarista y revolucionario. ¡Lo que hay que oir!
Publicado por: Revovatsu | 18/10/2010 en 05:35 p.m.
http://www.20minutos.es/galeria/2556/0/8/
Publicado por: www | 18/10/2010 en 07:02 p.m.
Un proceso muy peculiar ha emprendido la comunidad gay, en mi rancho le dicen “dejarse caer pa´ que te levanten”.
Hoy cualquiera que se atreva a criticar sus prácticas amorosas es tachado de intolerante y comparado con Hitler.
En su afán de sentirse aceptados por los demás les amenazan con castigos por no aceptar sus términos y les niegan la expresión de las ideas.
Hoy son la santa inquisición que nos ordena que si pensar y que no.
Es obvio el manejo desviado de las declaraciones del gobernador, declaraciones solo reflejan el pensamiento de la mayoría de los mexicanos según han revelado las encuestas.
El linchado gobernador declaro sentir asco por las relaciones gay, lo cual significa que el comportamiento especifico en tiempo y forma de dos personas le producen nauseas no que las personas en si le produzcan asco.
Ahora sí que no se midió Don Jesús, el sentir asco por un acto en particular de otra persona no nos determina como monstruosos enemigos de la humanidad.
En lo que si concordamos es en que prohibir las palabras jamás le dará la razón a alguien.
Si de veras quiere respeto, la comunidad gay deberá aprender a respetar las ideas, formas de vivir y creencias religiosas de los demás, les parezcan anacrónicas o no
Publicado por: Omar | 19/10/2010 en 07:47 p.m.
Eso de "prohibir las palabras" es engañoso; nomás que faltó ver la cuestión de los castigos a actos más menos intolerantes para no relativizar. Enrevesado es ver víctimas a victimarios. La cereza del pastel para el postito es la muy cuestionable según eso 'censura' a "la palabra"... del gobernador http://t.co/Zcq5FvE
Publicado por: poco asquito | 19/10/2010 en 08:59 p.m.
La condición de víctima no es una credencial con valor ad perpetuam.
Ser víctima o victimario es una condición por la que el ser humano transita toda su vida, los judíos que una vez fueron víctimas hoy son victimarios, los gringos una vez víctimas de los británicos hoy oprimen a muchos pueblos, el movimiento comunista Chino paso de ser oprimido a opresor, el mismo cristianismo (católicos o protestantes) han sido víctimas y victimarios.
La condición humana nos hace gritar cuando somos víctimas pero nos ciega cuando victimizamos, si no, pregúntenle a judíos o americanos.
El movimiento gay ha ganado los espacios que hoy ocupa, pero su condición humana lo inclina ahora a avasallar a todo aquel que no piense en concordancia.
La historia siempre se repite, es algo muy humano
Publicado por: Omar | 20/10/2010 en 12:40 p.m.
Debatir causas (o efectos últimos) se me hace muy tramposo, el chiste es que aquí a algunos no les parece se castigue de tal o cual manera "la palabra"... del gobernador, y que ven 'censura' cuando no la hay. Por cuestiones como esta, por no dejar nacer al niño antes siquiera que empiece a caminar, si se me permite esa metáfora, está como está la transición democrática y muchas cuestiones en México. El discurso historicista y su corrupción, teleología, causas o efectos últimos y todo eso, muy demagógico per se, mesianismo histórico, que lo manejen quienes así les place la historia (ante el gobernante y sus concesiones como siempre, claro está).
Publicado por: poco asquito | 20/10/2010 en 02:33 p.m.
Ya con el permiso de la inquisición para manejar el asunto, concluyo.
Es muy trillada la frase de Voltaire, pero es la que refleja el asunto:
“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”
En su tiempo defendimos el derecho de los homosexuales a expresarse, hoy nos toca defender el derecho a expresarse de muchos heterosexuales.
El asunto del gobernador es circunstancial podría ser cualquier otro.
Ojala y los homosexuales se dieran cuenta que no pueden obligar a la gente a aceptarlos, es, el peor de los caminos.
Prohibido prohibir
Publicado por: Omar | 20/10/2010 en 11:06 p.m.
Razonar, si se lleva a cabo con los referentes a conciliar solamente en lo que se es afín con respecto a las diferencias de carencias y de conflictos internos sin excentricidades y extravagancias pueriles personales es converger en la acresión de un Estado sano, lo que propone -De Origen Noble-,Emilio Gonzalez Márquez, resulta en posición de servicio a su puesto y no jusgar en términos de creencias particulares, a eso se le llama medrar con el ego.
Publicado por: Benjamín Sandoval Córdova | 21/10/2010 en 11:49 a.m.
No me gustó poquito el artículo Jesús, en materia de besos y cuestiones tanto o más simbólicas no sirve plantear antípodas, las contradicciones salen a relucir si se cita mi tocaya Ayaan Hirsi Ali para el islam y el contexto iraní.
http://www.20minutos.es/noticia/846632/0/futbolistas/carcel/besos/
Publicado por: Omar Alí Silva Alvarez | 21/10/2010 en 12:16 p.m.
Jesus:
Si es cierto como dices que fundar una conviccion en el asco "es la mas anticristiana de las actitudes", entonces debemos concluir que Cristo fue anticristiano cuando llamó a los fariseos "sepulcros blanqueados"; es decir cuando los comparo con esos asquerosos recintos de podredumbre que son los sepulcros.
Publicado por: Manuel García Rendón | 21/12/2010 en 09:54 a.m.