Parece imposible estar en contra de la campaña. Basta de sangre, basta de violencia, basta de muerte. El país no puede acostumbrarse a escuchar el reporte de muerte como si fuera aviso del clima. No podemos tolerar esa frenética carrera de violencia y salvajismo. Cada vez más muertos pero también, cada vez más arrogancia criminal, cada vez más terrorismo intimidatorio. Por supuesto: necesitamos poner fin a la violencia que desangra al país, que nos llena de miedo, que amenaza con sumirnos a la barbarie. Necesitamos escapar de este círculo de sangre si no queremos perder una generación de México. Pero detrás de un lema inobjetable se presenta una lectura inadmisible: el problema que padecemos es de hechura exclusiva del gobierno. El presidente Calderón es el causante de una guerra costosísima y sólo a él corresponde declarar de inmediato el armisticio. Él inventó una guerra y a él toca pararla. El “Ya basta” se dirige al gobierno, ¡no a los criminales!
¿A qué se convoca? ¿A cesar las hostilidades contra los criminales? ¿A pactar con ellos? ¿A cederles el terreno que consideran suyo? ¿A pedirles una disculpa? El hartazgo de la violencia puede incubar una tentación realmente peligrosa: llegar a la conclusión de que los costos del enfrentamiento son tan altos que más vale dejar de pelear con los criminales. Negociar con los criminales en aras de la paz. Eso es lo que se lee entre líneas cuando se habla de terminar de inmediato con “la guerra de Calderón”; cuando se considera que el responsable de la violencia mexicana no son los secuestradores, los narcotraficantes, los sicarios, los decapitadores, los extorsionadores sino el gobierno federal que los ha enfrentado desde el inicio de esta administración. Estamos perdiendo de vista lo elemental: el crimen organizado, no el gobierno, es el responsable de la violencia que padecemos. Si exigimos que cese la violencia deberíamos dirigir nuestro llamado a las bandas criminales; no al presidente Calderón.
Al presidente Calderón hay que exigirle que cumpla con la ley. Nada menos pero también algo más que legalidad: resultados. Por eso tiene que perseguir a los criminales, pero hacerlo con eficacia. Castigar el delito es obligación primaria del Estado. Dejar de hacerlo, como se hizo durante mucho tiempo, es invitar al cáncer a dormir en nuestros pulmones, pensando que, por firmar un convenio, el cáncer se conformará con la tos. No tengo duda de que el presidente Calderón tuvo razón en encarar al crimen organizado desde el arranque de su administración. Tenía que hacerlo. Su estrategia, sin embargo, puede ser cuestionable. A la luz de sus resultados lo es, sin duda alguna. No partió de un diagnóstico realista del problema, ni conocía la confiabilidad de sus recursos. No ha dado resultados y, en muchos sentidos, ha agravado el problema. Pero Felipe Calderón no inventó la inseguridad que alcanzaba ya niveles dramáticos en el sexenio de Vicente Fox. La ocupación de Michoacán no fue producto de su fantasía; la descomposición de Ciudad Juárez le precede muchos años; el fortalecimiento militar, económico y político del narcotráfico no son farsas propagandísticas para justificar una guerra. Frente al crimen organizado no había otra alternativa: era necesario encararlo. Para enfrentarlos, desde luego, había otras opciones. Pero ya no era posible cerrar los ojos ante un enemigo que se hacía de territorio, que decidía en muchos lugares lo que la prensa publica, que disponía de arsenales monstruosos, que corrompe y controla porciones amplias del Estado.
Al presidente Calderón hay que exigirle que se conduzca con responsabilidad y con inteligencia. Hay que exigirle cuentas y, sobre todo, resultados. El gobierno debe perseguir al crimen organizado con los instrumentos de la ley y sólo con ellos. No hay justificación alguna para el abuso, para la violación de los derechos humanos. Pero no podemos equivocar el blanco de nuestra indignación. Si no estamos dispuestos a aceptar la muerte como escenario cotidiano, más nos vale ubicar quién la provoca. No es el gobierno. Son los criminales. Eso que parece de elemental sentido común, empieza a escapársenos. No juguemos tampoco con la idea de la equivalencia moral: tan malos los unos como los otros. No perdamos esa sensatez elemental: los canallas que raptan e intimidan; los que mutilan y matan son los criminales. Que el gobierno de Felipe Calderón haya politizado irresponsablemente la lucha contra el crimen organizado, que haya sido ineficaz en su actuación, que la inseguridad haya empeorado significativamente en su administración no niega el dato central: la mayor amenaza de México es el crimen organizado. El país no tendrá futuro si no logra derrotar a los criminales. Por eso el gobierno tendrá que perseverar en su lucha contra los violentos. Deberá reconsiderar su estrategia, replantear sus prioridades pero no debe desistir de su encomienda elemental: recuperar para todos la paz.
SEND IN THE CLOWNS! (solo el inglés ofrece tanta riqueza metafórica:)
DOS PREGUNTAS:
Pienso que las fuerzas armadas están desarrollando un buen papel. Pero, ¿Acaso el uso intensivo de las fuerzas armadas en asuntos internos no significa el fracaso de la política, el fracaso del estado?
¿Donde están los fiscales, los poderes estatales y municipales?
Opinión:
El problema es que el enemigo a vencer tiene origen/forma Grassroots (otra vez). Múltiples Hidras.
El estado, el gobierno, no tiene grassroots. Es una imposición/invención. Seguimos en los tiempos de las pirámides.
Pirámides desconectadas, con discrecionalmente discretas líneas de comunicación y de responsabilidad.
Publicado por: FMGARZAM | 17/01/2011 en 10:21 a.m.
No concuerdo la idea de que el origen/forma(fundamento) del crimen organizado sea del tipo "grassroots", al menos no en su totalidad. El grassroots implica apoyo y sentido de pertenencia voluntario, espontáneo. En el caso concurren al menos dos formas más de apoyo o pertenencia, la proveniente de la intimidación y la que parte de la disyuntiva entre pertenecer "a" o continuar en la pobreza extrema.
No coincido maestro Silva en que la estrategia es equivocada, me parece sí, que es incompleta. Requiere de al menos comprometer y dar una gran batalla en otros tres frentes: 1) El financiero, por cuanto hace a las estructuras del crimen organizado, 2) el económico, por cuanto hace a desaparecer la disyuntiva planteada y 3) la estructural, por cuanto hace la necesidad de trasformar algunas instituciones del poder público que han sido claramente rebasadas por el fenómeno criminal. Problema uno, todos los frentes requieren de la concurrencia y compromiso de todas las fuerzas políticas, problema dos, todas las fuerzas políticas se rigen por la agenda electoral y no la nacional.
Publicado por: Abelardo González Zamudio | 17/01/2011 en 11:02 a.m.
Jesus
No estoy de acuerdo contigo en lo que toca a tu afirmacion de que Calderon politizo el conflicto. Quienes lo han politizado han sido los priistas y no pocos periodistas.
Te falto observar que la guerra o lucha, como se le quiera llamar, contra el narcotrafico es parecida a una guerra de guerrillas y que, por tanto, es una guerra de desgaste (attrition war) que va a llevar muchos años resolver.
Publicado por: Manuel García Rendón | 17/01/2011 en 11:17 a.m.
Concuerdo con Abelardo Gonzalez Zamudio: la estrategia seguida por el gobierno no es equivocada, sino insuficiente.
Publicado por: Manuel García Rendón | 17/01/2011 en 12:25 p.m.
1183.- El Sr. Presidente Calderón, se encuentra en el centro de esa espiral de violencia, como en el cruce de los ejes de un tornado o huracán, existe una zona de absoluto silencio y calma chicha, en el que todo desastre sucede en el entorno.
Publicado por: Benjamín Sandoval Córdova | 17/01/2011 en 12:33 p.m.
Coincido en lo general con el plantamiento pues moralmente es inaceptable esconder la cabeza y pretender negar el problema como ha sucedido por muchos años. Sin embargo, creo que el problema es mucho más complejo pues independientemente que FCH no tuvo un buen diagnóstico y tampoco un buen plan para atacar el problema, lo primero que hizo fue declarar una guerra al narco con fines evidentemente legitimadores ( tal y como ocurrió con el Quinazo de Salinas ), simplemente las cosas salieron mal y ahí estan las consecuencias. Por otra parte, el narcotráfico no se va a acabar ni la violencia va a desaparecer mientras no tengamos un entendimiento y una colaboración plena con los E.E.U.U., para atacar este problema y tampoco mientras no se discuta seriamente la legalización. Para los americanos no es un problema de seguridad nacional (en lo interno), ni hay guerra por perseguir a los narcos en su territorio. Ellos ven a las drogas como un problema de salud y nosotros lo vemos como una causa para inciar una guerra interna. Por otro lado mientras no se controle efectivamente el flujo de droga, de dinero y de armas a través de nuestras fronteras la violencia seguirá ahí instalada por lo grande de este negocio.La pobreza y la falta de oportunidades en nuestro país hace también que existan miles de mexicanos jovenes sin opciones que esten dispuestos a jugárse la vida a cambio de ficticias ganancias, lo cual nos lleva a ver el problema de la educación y de la falta de una mística de esfuerzo y trabajo y de ahí le podemos seguir por muchos lados. La democracia que logramnos y que tanto trabajo y costos ha tenido, desgraciadmente no ha servido de nada para nuestro país. Con tristeza vemos que políticos y partidos podrán ir y venir sin ningún viso de cambio tenemos una democracia profundamente enferma y sus órganos están podridos por intereses partidistas y por la corrupción al igual que nuestras instituciones. Que lejano parece el día de la alternancia y que tantas expectativas generó y estamos a poco más de 10 años de eso y todo ha sido un gran desperdicio, empezando por el tonto de capirote de Fox y la urraca de la Marthita y sus hijitos y la continuación de lo que ahora estamos padeciendo. Lo peor de todo esto es que las alternativas con vistas al 2012 no son nada alentadoras.
Publicado por: Erich Kaufmann | 17/01/2011 en 04:37 p.m.
ANTES QUE NADA, ESTO YA SE VIENE DANDO, POR EL GREMIO PERIODíSTICO. LO QUE DEBE UNO DE APOYAR ES LA ACTITUD VALIENTE PARA CONTINUAR ENFRENTANDO A UN GOBIERNO PSIMO,COMO MALVADO ES CALDERÓN, QUIEN POR LLENAR SUS BOLSILLOS DE DIENRO HA SIDO DE LO PEOR,PERO QUE UN SANTAANA, O UN CARLOS SALINAS DE GORTARI, MUCHO PEOR. ES UN ASESINO SIN ESCRÚPULOS, NO CONTENTA NI CON HAMBRE,NI MUCHO MENOS CON PALABRAS DULCES, QUE NO ENGAÑAN.y solo quiero seguir apoyando AL SR.LIC.JESÚS SILVA HERZOG MÁRQUEZ, PARA QUE UN DíA SEA NUESTRO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.GRACIAS.
Publicado por: DEBORAH ALCANTARA | 17/01/2011 en 06:37 p.m.
OTRA RESPUESTA ES ENTRAR A LA BOLSA DE VALORES DE WALL STREET, PARA PODER LEVANTARNOS Y OFRECER UNA PANORÁMICA CIENTíFICA,RECOMIENDO LA PELíCULA WALL STREET, CON MICHEAL DOUGLAS.LAS SOLUCIONES PROPUESTAS POR LOS POLíTICOS EN TURNO,SON ERRADAS, WALL STREET, OFRECE UN MODELO CAPITALISTA, AL ALCANCE DEL MERCADO,OFRECE PERSPECTIVAS, LO QUE NO POSEE ES DIRECCIÓN ADECUADA. SIN EMBARGO ES UN MAPA QUE ILUSTRA EL PODER DE UN DINERO.POR ELLO,DESEO QUE MIREN MÁS ALLÁ DE TODO CíRCULO VICIOSO, DE LA CRíTICA O PERSPECTIVAS, PARA PLATEAR SOLUCIONES ADECUADAS.
MI RESPUESTA ES COMUNICACIONES EN BAJA CALIFORNIA, HAY 100 AÑOS DE TRABAJO Y 90 DE DINERO.
Publicado por: DEBORAH ALCANTARA | 17/01/2011 en 06:44 p.m.
Don Jesús, estoy de acuerdo con su análisis pero considero algo que falta y es poco valorado, creo que no es que se haya hecho un mal diagnostico, sino que con las condiciones que se tenían era indispensable actuar, y el foco en el presidente Calderón es porque fue el único valiente en enfrentar un problema en el que la responsabilidad de las autoridades estatales, municipales, y legislativas simple y sencillamente no actuaban, y si no actuaba el gobierno federal se seguiría extendiendo la red de las mafias de un sistema corrupto, que inicio a cobrar derechos de piso desde hace mas de 70 años primero a la economía informal en tanguillos y banquetas y que hoy se desborda aún sobre la economía formal y los individuos "ESTO ES INSOPORTABLE" Y EL ÚNICO QUE TOMO SU RESPONSABILIDAD Y CON RECURSOS FINITOS, fue el Presidente Calderón.
Hoy esperamos de los legisladores un trabajo que permita no solo mejores leyes para la seguridad sino principalmente las reformas estructurales para el desarrollo, y pareciera que no les interesa porque parece que muchos de ellos son beneficiados indirectamente o directamente de este sistema corrupto que les permite medrar sin ser castigados.
el enfrentar a las mafias no puede parar, pero no solo se le debe exigir al presidente calderón sino a todos los gobernadores, presidentes municipales y legisladores,
quienes no lo tomen como tarea inmediata o son cómplices o no quieren a México.
Publicado por: Rafael jimenez | 18/01/2011 en 09:33 a.m.
Las raíces están en todos lados. Geográficamente hasta en centro y parte en sud-América. (En parte la frontera nos los está rebotando y hasta devolviendo de allá.)
Más que en la pobreza se ubican en la falta de oportunidades y la falta de una cultura rectora apropiada. Los Mayitas de la península son tan pobres como el que menos pero delinquen como el que menos.
Es la falta de oportunidades y (la visualización) de caminos apropiados para las aspiraciones.
¿Cuales zanahorias jalan a las liebres en México? (Y eso que acá las liebres son como las de Esopo.)
Ahora, ¿Como quieren que eso no suceda si en este país no hay consecuencias a los actos delincuenciales no violentos? La violencia dice ¡De aquí soy!
Publicado por: FMGARZAM | 18/01/2011 en 09:57 a.m.
Es que es una guerra del crimen organizado contra el crimen desorganizado. (Es muy claro quién está en cada bando).
Se dice que los extremos se tocan y eso es muy claro en política (los regímenes de la extrema derecha y la extrema izquierda tienen muchas similitudes, quizás más que diferencias). Es el caso del gobierno y el crimen, supuestamente opuestos. Pero los "vasos comunicantes" hacen que estén unidos en el otro extremo y son lo mismo.
Por eso creo que es justo y bien dirigido el reclamo a Calderón.
Publicado por: El inge | 20/01/2011 en 10:41 p.m.
Jesús, disiento de tu artículo, me parece falaz. El segundo párrafo no se sostiene en nada, o en el aire de las palabras y la retórica con que a veces redactas. Me pregunto de donde sacas tanta imaginación, dices:
"¿A cesar las hostilidades contra los criminales? ¿A pactar con ellos? ¿A cederles el terreno que consideran suyo? ¿A pedirles una disculpa?..."
Luego continuas:
"Negociar con los criminales en aras de la paz. Eso es lo que se lee entre líneas cuando se habla de terminar de inmediato con 'la guerra de Calderón'..."
No veo dónde quién, quiénes o cuándo se esté diciendo esto. Qué tajante eres Jesús, la utilería de tus afirmaciones es muy sesgada, respecto a los que hacen determinada campaña ¡gráfica!.... ¿Qué pasó?
Y otra, también dices: "No es el gobierno, son los criminales"... censurando cualquier mínima por mínima responsabilidad o acaso cuestión maquiavelica del gobierno... La ausencia de tu sentido común parece es esquisita, pero no digerible esta vez Jesús. Lástima que tú mismo te contradigas en tus post anteriores, porque este parece, con toda consideración, un recule.
Publicado por: Omar Alí Silva Alvarez | 21/01/2011 en 12:00 a.m.
"Ya basta de sangre" hace referencia, también, a eso que usted menciona, a que el gobierno cambie radicalmente su estrategia por una que sea más eficaz y DISMINUYA la brutalidad de la violencia que nos afecta cada vez más a todos. La frase, a la que muchos nos sumamos, puede tener también esa lectura. No veo la miopía de tal pretensión ni de hacer responsable al titular del ejecutivo de aplicar equivocadamente una estrategia que nos a puesto en peligro.
Hay pasión y furia detrás de esa frase. ¿Cómo no tenerla ante tamaña bestialidad, derivada de la tontería criminal de enfrentar de este modo a la delincuencia? ¿pegarle al avispero tan irresponsablemente no debe implicar algún tipo de rendición de cuentas?
En general coincido y me place la lectura de sus artículos, Jesús.
En este en particular, creo que se equivoca.
Le mando un saludo afectuoso.
Publicado por: Erik Proaño M. | 21/01/2011 en 08:36 a.m.
Para mí es una visión miope, y peligrosa, la que se deja ver en este artículo. Esta visión ignora las relaciones entre gobierno y criminales (y entre sociedad y criminales), y concede al gobierno y sociedad el papel de víctimas de un enemigo que vino de fuera: un invasor o un bárbaro. Una visión así permite con demasiada facilidad el abuso.
Publicado por: Iván Santiesteban | 21/01/2011 en 10:52 a.m.
Twitter no oficial :S
@omarsilva_a
Publicado por: O | 21/01/2011 en 01:29 p.m.
Coincido totalmente con el comentario de Erik Proaño arriba...
Una pregunta importante es porqué estamos hundidos en esta guerra contra el narcotráfico en primer lugar? Quien define el narcotráfico como "crimen"? Quien decide poner toda la fuerza del Estado en perseguir ESE crimen en particular? Hay muchísima responsabilidad del gobierno en habernos involucrado en esta guerra (y digo habernos porque ésta, como tantas otras decisiones, no son jamás consensuadas con la sociedad). Estamos cansados Jesús, y este gobierno se niega a escuchar y debatir sobre la legalización u otras estrategias alternativas. Esa cerrazón mental y vocación anti-democrática es un problema de este Presidente, no de los narcotraficantes.
Les dejo una nota por demás interesante sobre el tema:
http://www.becker-posner-blog.com/2010/12/the-american-war-on-drugs-is-not-only-an-american-disaster-becker.html
Publicado por: A.A.G. | 22/01/2011 en 07:56 a.m.