Supongo que es el favorito de las redacciones. Si la información es poca y hace falta llenar la primera página, se puede acudir a él para pescar una declaración ardiente. Sus palabras alcanzarán los titulares automáticamente y agitarán algún revuelo en la sección de comentarios. Si un reportero no tiene tiempo para investigar qué es lo que pasa en el país, puede resolver su apremio acudiendo a él para descubrir qué opina el rector de la Universidad Nacional sobre cualquier cosa. José Narro nunca le ha hecho el feo a un micrófono. Podemos estar seguros que de su boca no saldrán ideas ni creencias. Saldrá algo más jugoso: una Declaración. Las ideas se tienen, en las creencias se está, decía Ortega y Gasset. Pues bien, las declaraciones no tienen el chispazo de la idea ni expresan la identidad de la creencia. Las declaraciones son poses. No contienen el fermento de la razón ni el sedimento de las tradiciones: son reverencias al lugar común para la presunción del declarante.
El rector declara siempre con signos de admiración y en tono imperativo. Sus colegas, las cabezas de las universidades más prestigiadas del mundo, suelen ser cautelosos con sus palabras en público y tienen, en general una presencia discreta—si es que la tienen--, en los medios de comunicación. Pero el rector de la UNAM no desaprovecha oportunidad para mostrarse, para aparecer, para ser retratado, salir en la prensa, dejarse oír en el radio o figurar en la televisión. El libreto al que se ciñe es, desde luego, predecible. Exige en cada ocasión más presupuesto, convoca con urgencia a un “acuerdo nacional,” llama a crear empleos y a darle educación a los jóvenes. Reparte regaños al gabinete y da lecciones de civismo a la clase política. Requerimos un nuevo modelo económico dice, sin tomarse la molestia de decirnos cuál sería ese modelo alternativo, ni qué implica el tal pacto de unidad. No extraña que el profesor Moreira lo admire tanto.
Lo notable de la afición declarativa del doctor Narro no es tanto su locuacidad sino su tono. Banalidades envueltas en un manto reverencial. El rector habla desde una pretendida autoridad moral dictando a la nación sus inagotables y profundas enseñanzas. La prensa lo escucha como si, por su garganta, el espíritu (¿santo?) hablara por la raza. La rectoría de la Universidad Nacional como faro de la república.
Como obispo, el rector de la Universidad Nacional no solamente sermonea sino que también descalifica a sus críticos como enemigos de lo sagrado. Se escuda en una institución venerable para rehuir el debate sobre su desempeño. Cualquier crítica a la UNAM es interpretada como una embestida de los herejes. Hace unos meses, un legislador pidió, como era su deber, cuentas sobre el presupuesto asignado a la Universidad. El rector reaccionó velozmente—como casi siempre lo hace--diciendo que esos comentarios “lastimaban” a la comunidad. Tal parece que pedir cuentas es ofender a los estudiantes y a los investigadores, es agraviar a José Vasconcelos y ultrajar los huesos de Don Justo Sierra. Quienes han pedido transparencia, quienes han pedido cuentas, quienes han cuestionado su organización o sus reglas han sido tachados, de inmediato, como infieles. El estilo deliberativo del Doctor Narro es, en efecto, obispal. Quien no grite el Goya es un enemigo de la educación pública, un neoliberal que desconoce las aportaciones de la máxima casa de estudios a la historia patria.
Se pretende dar trato de autoridad al rector de la Universidad Nacional por la oficina que ocupa y por el prestigio de sus antecesores, como a los obispos, por el traje que portan y la institución que representan. Pero la pasión declarativa del rector de la UNAM debe ser evaluada por el mérito de sus razones. Ni más ni menos. Ésa sería la primera lección de una universidad que dejó de ser pontificia. Por eso indigna que el rector de la declaración permanente, que el hombre del reflejo declarativo más ágil del país no haya dicho una sola palabra sobre el grupo de fanáticos que impidió que Francisco Labastida hablara en la UNAM. Sermones para la plaza y en la iglesia, silencio.
Soy estudiante de la Fes Acatlán, pedo percibir que no solo las legisladores quieren rendición de cuentas, también los estudiante, ya que de la rectoría y de las autoridades próximas hacen, dicen cosas que no pasan por ejemplo que pasa con las cuotas voluntarias que los estudiantes damos cada año o las multas en la biblioteca, etc.,
Lo mas grave es que no exista la libertad de expresión el 16 de marzo sucedió lo inexplicable nos quisieron censurar, nos visitaron los diputados Porfirio Muñoz Ledo y Alejandro Encinas para realizar un debate (pueden ver los vídeos en youtube) donde las autoridades de esta institución no nos quisieron dar un auditorio, realizarlo en la plaza publica, eso no es el problema es que a compañeros han sido amenazados de sancionarlos. Hago esta denuncia para que lo tomen en cuenta ya que en revistas como proceso afirman que Peña Nieto esta manejando la Fes Acatlán, queremos que la opinión publica nos vea y sepa que tenemos que luchar en contra del autoritarismo.
Ojalá usted señor Jesus Silva Herzog siga los acontesimientos, para que le informe a la comunidad lo que pasa en la periferia del DF ahora que se acerca un proceso electoral.
Publicado por: denise martinez | 21/03/2011 en 11:12 a.m.
Extraordinario artículo. No le falta ni le sobra una palabra. Es la verdad acerca de la intocable y sobrevalorada UNAM. El silencio será la respuesta de la prensa "progre", tan segura que está de que ser puma es lo máximo. La verdadera excelencia de un puñado de institutos de investigación es la cortina de humo para la gran mediocridad del resto de la institución. Y a falta de mejoras reales, pues a martillear constantemente con la imagen. Todos se cuelgan del "efecto sombrilla" y el resultado es que los pumas se creen pavos reales. Requerimos de científicos de alto nivel, no rolleros de café.
Publicado por: Saúl Fernández | 21/03/2011 en 02:51 p.m.
Excelente de veras. Aunque esa condición episcopal les viene también muy bien a muchos otros.
Publicado por: Alejandro Robles | 21/03/2011 en 03:32 p.m.
He aquí el resultado de una argumentación ad hominem de vocación tan priísta: dar pie tratar a la UNAM de "sobrevalorada". Felicidades.
Publicado por: Manuel Hernández | 21/03/2011 en 06:07 p.m.
La UNAM no está sobrevalorada academicamente. Al contrario. Lo que si es que administrativamente deja mucho que desear, todos los estudiantes lo han vivido, yo estudié física y recibí una educación equivalente a las mejores universidades del mundo, yo y muchos de mis compañeros estamos en posgrados en universidades como Cambridge, MIT, y no se siente una desventaja.
La UNAM necesita urgentemente más que un mayor presupuesto una mejor administración, honesta y efectiva. (contrario a lo que sucede).
Publicado por: Mario | 21/03/2011 en 06:53 p.m.
Y en esa Conferencia del Episcopado que, a partir de sus, eh, valoraciones podríamos asumir que encabezaría Monseñor Narro, "Arzobispo de Copilco", ¿en qué puestos se encuentran los otros pontífices, es decir, los analistas políticos todólogos que lo mismo evangelizan sobre relaciones internacionales, economía, ·estado de derecho", que analizan cual expertos las rutinas de producción en el periodismo? ¿y los que regañan a rectores y se creen portadores del evangelio? Ah sí, qué injusto soy. Los opinólogos a sueldo no pontifican, hacen uso de su libertad de expresión. Ah. De todas formas, siempre están un Onésimo Cepeda o un Juan Sandoval prestos a reclamar su legítimo trono. .
Publicado por: Fernando | 22/03/2011 en 02:57 a.m.
Fernando: coincido en que esos opinadores--que, desde luego pueden ser pontificadores intragables y profesionales de la ocurrencia--deben ser criticados con toda severidad. Pero la crítica es justamente renuncia a cualquier aspiración de autoridad: es, o debería ser, ofrecimiento de razones.
Publicado por: jshm | 22/03/2011 en 06:02 a.m.
Definitivo Chucho, ya lo había pensado pero no a detalle. Es verdad, creo que a la UNAM el Portifice Narro la usa solo como escaparate de declaraciones. Como se encontrara la credibilidad de la Clase Política que los medios recurren a este apostol jajajaj. abrazo fraterno
Publicado por: Rodolfo Santos | 22/03/2011 en 10:33 a.m.
Increíble: este es mi pensamiento hecho prosa. No entiendo por qué nadie se atrevía a decirlo abiertamente.
Publicado por: Hagia Sofía | 22/03/2011 en 11:13 p.m.
La imagen relacionada con el alto clero es estupenda. Y sí, es cuestión de fé, de dogma: si el Rector lo dice ¡es cierto! Además de que puede dar su punto de vista sobre todo (casi), menos de rendir cuentas a los universitarios, ante todo. Basta conocer sus "modos personales de gobernar": nada más alejado de la academia. los "Proyectos del Rector" tienen prioridad ( y presupuesto que él mismo y del Val asignan). El respeto por las normas internas es un mito, o bien se aplican solamente para aquellos que no disponen de "espacio vital", sí, como en los tiempos de ... Don Porfirio. Hoy Narro "develó una placa alusiva al Príncipe de Asturias"!!!!!!!! ¿Y?
Publicado por: Guadalupe Martinez Reyes | 23/03/2011 en 04:58 p.m.
Comentario al artículo de Silva-Herzog en el blog: http://desarmandolamafia.blogspot.com/2011/03/lastimados.html
Publicado por: Rafael Fernández Flores | 24/03/2011 en 09:02 a.m.
El rector, asi como todos los mexicanos tenemos el derecho a la libertad de la expresion y podemos hablar de lo que nos plasca, siendo el rector de la UNAM figura publica por regir a uma Universidad que no solo se escucha en mexico si no entoda latinoamerica, es inexplicable el que alguien quiera negarle este derecho, como lo hace tal colimnista Jesus Silva, es claro y entendible que es su trabajo y este expresando su pusto de vista lo que no es entendible ni tolerable es la forma vil en que lo hace...
Publicado por: Adgaro | 24/03/2011 en 12:23 p.m.
¿Y quién niega el derecho del Doctor Narro a expresarse? Mi petición no es que calle, es que argumente. Que ofrezca razones, no que pontifique.
No confundas, por favor, al rector con la Universidad. Criticar al rector no es negar el valor de la UNAM. Ése es, justamente, parte de mi argumento: envolverse en el prestigio de una institución venerable para pontificar.
¿La forma en que critico al rector es vil? Mucho agradecería que me dijeras cuál es su vileza.
JSHM
Publicado por: jshm | 24/03/2011 en 12:39 p.m.
La molestia de fondo es el CONTENIDO de las declaraciones que hace el rector: su crítica a las promesas incumplidas del gobierno federal y su incapacidad en la solución de problemas prioritarios.
El tono y el traje que se ponga para hacer tales declaraciones es un recurso muy gastado y poco creativo para descalificarlo.
Narro, como cualquier otra persona (empleada, obrera, estudiante o ama de casa) tenemos derechos constitucionales, y uno de ellos es la libertad de expresión.
Usted también derecho de hablar, y más que nosotros porque está en un medio masivo de difusión, y lo está haciendo tratando de manipular, sólo recuerde que no lo logra con todos.
Publicado por: María Varela | 25/03/2011 en 09:49 a.m.
María: critico lo que, a mi juicio, es la falta de sustancia de un discurso político. Desde luego, el rector de la Universidad Nacional tiene todo el derecho de ejercer su derecho a expresarse. Yo pido razones, no argumentos de autoridad.
Tal vez me equivoque en mi juicio. Tal vez la forma de la crítica es errada. Pero no pretendo manipular a nadie.
jshm
Publicado por: jshm | 25/03/2011 en 02:02 p.m.
Estimado Jesús Silva-Herzog Márquez
Asombrado por su artículo plenamente lúcido y políticamente incorrecto. Por fin alguien hace pública la farsa y pone en evidencia la inane desnudez del rey de la declaración light. Pero esto es sólo la punta del iceberg, la universidad pública requiere cirugía mayor de urgencia. Permítame compartir las razones de mi aseveración disponibles en la siguiente dirección:
//redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jspiCve=10411216
Con mi más cordial saludo
Publicado por: Armando Aranda Anzaldo | 27/03/2011 en 04:47 a.m.
Para Armando Aranda, gracias por el link y por su articulo, me imagino que tambien se hizo de enemigos por la publicacion, pero es la realidad que todos saben pero nadie lo dice.
El fenomeno de los posgrados "piojito", yo tambien lo he observado, y es realmente triste.
Publicado por: Luis Peraza | 27/03/2011 en 08:01 a.m.
Corrección al link del artículo vinculado al comentario de A. Aranda:
//redalyc.uaemex.mx/pdf/104/10411216.pdf
Publicado por: Armando Aranda Anzaldo | 28/03/2011 en 01:22 a.m.
Estimado Jesus si no me equivoco debes de ser generacion 84-88 de la Fac. de Derecho de la UNAM o por ahi. Muy bueno tu artículo. Debes de recordar que desde nuestros ya lejanos tiempos de estudiantes en la UNAM, Narro ya era Narro. Con la unica diferencia que toda su vida fue segundon y ahora que ocupa la silla grande pues como que le hace faltan los consejos (ordenes ?) de su jefe inmediato (carpizo, sarukhan, De la Fuente)
Publicado por: luis angeles mayorga | 28/03/2011 en 05:54 p.m.
No tenia a bien leer este blog. Es alentador ver la calidad tanto del Sr.JSHM y de quienes comentan. De acuerdisimo con JSHM y recojo tambien otras inquietudes de los lectores y reflexiono en que la practica de crear altares en cualquier ambito de la vida nacional es comun entre los Mexicas. Asi estan los veneros del petroleo, las instituciones como la UNAM y otras que son tan susceptibles a criticas y analisis, asi como tambien nuestra cultura social con el entramado que la sustenta que a ojos vistas y con los numeros en la mano de desarrollo humano y economico son tan pobres que invitan a cuestionarlas, pero Ay de quien lo diga publicamente, sera victima del escarnio de los muy nacionalistas a quienes la patria les ha conferido la encarnacion misma de ella.
Publicado por: DEM | 01/04/2011 en 05:28 p.m.
Excelente artículo. Quizá habría que agregar que el rector Narro escoge no hacer declaración alguna sobre los verdaderos y varios problemas que tiene la UNAM. Por ejemplo, nada dice de la mala calidad de la mayoría de sus alumnos y tampoco habla de las enormes distancias que se dan entre la excelencia académica de algunos de sus institutos y los páramos intelectuales que se observan en prácticamente todas las escuelas y facultades. Tampoco menciona la responsabilidad y el compromiso que supone dirigir una institución como la UNAM. Probablemente equivocó el foro que debería ser el Congreso o, a lo mejor, entrena para la próxima chamba. Felicidades.
Enrique González Casanova
Publicado por: Enrique González Casanova | 05/04/2011 en 11:30 p.m.
lo que me impresiona más que nada es el tono y las figuras retóricas; como si la argumentación no fuera suficiente; algo que me impresionaba en tus artículos era la mesura y la inteligencia, pero ¿qué pasó aquí? por qué ese tono tan pero tan ácido y mala leche. Es excelente que exijas que en ciertos temas Narro hable con claridad y transparencia, pero pedirle a un rector de la UNAM que no opine de temas sociales y políticos es como pedirte a ti que tampoco lo hagas, está en el adn del cargo y en tu adn como analista político. Y decir que sus opiniones no llegan al kilo, es casi ofensivo e infantil. Lástima, por esta vez.
Publicado por: Mauricio Salvador | 08/04/2011 en 12:45 a.m.
Mauricio Salvador:
Mauricio: gracias por tu comentario.
Tal vez tienes razón y el estilo de mi artículo es fallido. Tal vez esa acidez demerita el argumento. No lo sé...
Desde mi perspectiva, ese tono es necesario para formular la crítica que quiero hacer. Si lo que trato de hacer es cuestionar la invocación de autoridad del doctor Narro, si lo que quiero mostrar es la vacuidad de su retórica, creo que el pellizco de la burla es necesario. Crees que la imagen de los argumentos que no pesan ni un kilo es ofensiva e infantil. Puede ser. Yo pienso que el discurso público del rector de la UNAM es un globo con escudo. Si desapareciera el escudo, no habría nada.
De ninguna manera quiero que el rector esté callado. Yo no pido que le pongan un tapabocas. Yo le pido argumentos, razones que vayan más allá de la exhibición de su cargo. Su antecesor, Juan Ramón de la Fuente, no era un hombre callado. Participaba con regularidad en el debate público. Pero hablaba con inteligencia, daba razones, se insertaba en el debate nacional con argumentos. Yo no veo eso en José Narro: veo a un hombre enamorado de los micrófonos que cree que su honrosísimo cargo es el único argumento que debe ofrecerle a la opinión pública.
Publicado por: jshm | 08/04/2011 en 08:19 a.m.
Estimado Jesús, te comento que tu artículo provocó un intenso debate entre amigos que hemos estudiado en la UNAM y eso es bueno. Y te digo a qué conclusión he llegado: a que si el tono hubiera sido diferente no habríamos tenido quizá mayores desacuerdos con tu crítica. No estoy de acuerdo con tu razonamiento de que el pellizco de la crítica era necesario para iluminar la vacuidad de su retórica, precisamente porque es una réplica de lo que criticas, es decir, la atención del lector se desvía hacia la burla, hacia la risa fácil y tu argumento pierde fuerza por esa desatención. Y lo peor, te arriesgas innecesariamente a que se te conteste también con burlas y a que el peso central de tu crítica se pierda. Es curioso que te hable de un asunto de estilo pero es que por eso mismo otros articulistas están atacando tu artículo como si se tratara de "un ataque más de la derecha" a la UNAM, a la cual no le quedaría más que la acción afirmativa.
Comprendo tu punto y más si lo contrastas con la actitud de De La Fuente.
Van saludos de vuelta.
Publicado por: Mauricio Salvador | 08/04/2011 en 09:00 a.m.
Gracias de nuevo, Jesús. Hace tiempo que muchos, como yo, esperábamos una crítica clara e inteligente que pusiera en su lugar a ese singular y presuntuoso personaje que se ostenta como "defensor" intolerante de una sociedad indefensa que no le ha solicitado su intervención. Lo que queda muy claro en sus frecuentes y desafortunadas declaraciones es el innegable oportunismo que de ellas se desprende, y que nos hace pensar en su necesidad apremiante de protagonismo. Resulta obvio que el rector equivocó el camino y que probablemente estaría mejor ubicado dentro de alguna de las huestes políticas que mucho hablan, pero que poco dicen.
Para ti, una vez más, mi felicitación y agradecimiento por el contenido y estupendo estilo de tu artículo "El Obispo de Copilco". Y para el señor rector un consejo: Zapatero, a tus zapatos.
Publicado por: Connie Roldán | 08/04/2011 en 09:08 p.m.
La crítica se entiende, no le veo mayor "pecado". Lo que se pierde de vista para algunos es que la UNAM está sobrevalorada, es una institución sin duda valiosa pero que tiene ese sello centralista del PRI añejo. Es un "monstruo" que consume muchos recursos que bien podrían distribuirse en las distintas universidades del país y que dejara de ser el refugio de una cúpula de linajes y de "chairos". México necesita científicos más que politólogos y sociologos que terminen en algun partido político.
Publicado por: Benito | 27/04/2011 en 12:35 a.m.
Y lo volvió a hacer:
"Necesario cambio de modelo, no sólo lo fiscal: Narro
En una primera respuesta a los planteamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de reducir los subsidios, el rector dijo que no se trata sólo de quitar o poner un impuesto. El cambio es de fondo, de un modelo económico que ya no da más."
¿Se referirá al modelo de subsidiar? Porque la UNAM tiene un sindicato muy "subsidiado".
Publicado por: Benito | 19/05/2011 en 12:49 a.m.