Joseph Brodksy le escribió este poema a Marina Basamanova:
Yo no era más que aquello que tú
con la mano acariciabas,
allí donde en noche de pavor,
cerrada, la frente reclinabas.Yo no era más que aquello que tú
distinguías allá, abajo:
primero, solamente imagen vaga,
mucho después, también los rasgos.Tú fuiste quien, ardiendo,
creaste en un susurro
las conchas de mi oído,
el diestro y el siniestro.Tú quien, meciendo la cortina
en el mojado cuenco de la boca,
me plantaste la voz
que te llamaba a gritos.Yo estaba ciego, simplemente.
Y tú, escondida, brotando,
me obsequiabas el don de ver.
Así es como se deja rastro.Así es como se engendran mundos.
Así, a menudo, tras crearlos,
los dejan dando vueltas
los dones dilapidando.Así, ora al fuego
lanzado, ora al frío,
ya a la luz, ya a lo oscuro,
perdido en la creación del mundo,
el globo va girandoDe No vendrá el diluvio tras nosotros (Galaxia Gutenberg)
Versión de Ricardo San Vicente
De la compleja relación con Basamanova, del amigo que "se la bajó", de su relación con Anna Ajmátova, de la farsa de su juicio, de su condena y su exilio en Estados Unidos habla Lev Loseff en una nueva biografía de Brodsky comentada recientemente en el Newyorker por Keith Gessen.
que cosa tan tonata
Publicado por: pedro sanchez | 19/05/2011 en 10:32 a.m.
mucho después, también los rasgos.
Publicado por: swarovski jewellery | 16/02/2012 en 03:17 a.m.