Apenas unas horas después de que Dominique Strauss-Kahn fuera arrestado en el aeropuerto de Nueva York, Jean Daniel, el legendario periodista francés, publicó un artículo indignado por el trato que las autoridades daban al político. Se trataba a su juicio de un circo grotesco e infamante; un acto de barbarie para el disfrute de los morbosos; una ejecución pública para la satisfacción de la glotonería mediática más primitiva. Un hombre condenado por las cámaras sin derecho a defenderse. Un hombre linchado públicamente y tatuado para siempre con la marca de esa humillación. Aun probándose la culpabilidad del director del Fondo Monetario Internacional, no se justificaría el abuso de origen: los procedimientos son sagrados y su violación pública y ostentosa es una afrenta. Tal vez, concluía Jean Daniel, pertenecemos a dos civilizaciones distintas. Bernard-Henri Levy siguió esa pista: nada justifica que un hombre sea lanzado a los perros. El afamado intelectual advertía de su vieja amistad con el hombre que hace unas semanas parecía caminar confiadamente hacia la presidencia de Francia. Lo conozco desde hace más de veinte años y nada en él corresponde a la imagen del cavernícola que asalta con violencia a una camarera. Pero el filósofo va más allá: le resulta indignante que a su amigo lo traten como si fuera un cualquiera. Así lo dice: se le ha querido someter a la justicia como a cualquier otro. Y a su amigo, el precandidato socialista y dirigente de un poderoso organismo internacional, no se le puede dar ese trato: era la esperanza política de la izquierda, el hombre que evitó la catástrofe económica en el mundo. ¡Tratarlo como a un cualquiera!
Dos argumentos se mezclan en estas reacciones de indignación. Por una parte, la denuncia de la deshonra como práctica cotidiana de los medios: exhibir a un acusado como si fuera indudablemente culpable de los crímenes de los que se le acusan. Se trata de una entendible defensa del honor, un alegato a favor de los rigores del procedimiento penal.
Lo que indigna con buena razón a los franceses es una práctica común en los Estados Unidos que nosotros en mala hora hemos copiado. La justicia se presenta como faena de cazadores: los policías son héroes que reciben aplausos proporcionales a la ferocidad de la bestia que han atrapado. La vanidad de los perseguidores atropella los recatos de un juicio. No tenemos por qué esperar el veredicto, parecen decirnos. Hemos atrapado a un malhechor y lo mostramos en la plaza pública para que todos aprendan la lección. En Estados Unidos los policías suelen mostrar al detenido que entregan a los jueces. Se escenifica así un desfile en el que los cazadores presumen su presa. A ese trayecto se le conoce como perp walk, algo así como el camino del perpetrador. Una práctica, sin duda, degradante que, como su nombre sugiere, prejuzga: el trofeo de los policías no es un acusado sino un criminal y su exhibición pública es su primer castigo. Lo ha reconocido el mismo alcalde la ciudad de Nueva York quien ha dicho que ese paseo es, en efecto, humillante, pero que sirve como un disuasivo eficaz. “Si no quieres ser mostrado en el paseo del perpetrador, no cometas crímenes.” Se cancela de este modo el principio de presunción de inocencia: en la lógica del alcalde, si alguien es capturado por la policía y mostrado en ese recorrido, es porque algo debe.
La segunda crítica tiene una evidente raíz aristocrática. Bernard-Henri Levy desliza ese argumento: los grandes hombres no pueden ser tratados como si fueran cualquier persona. En algún reportaje de la prensa francesa se advertía también con indignación que antes del poderoso político francés habían desfilado maleantes negros y latinos. Quien es acusado de haber cometido un crimen detestable recibe el trato de quienes han sido acusados de cometer crímenes detestables. Ahí está justamente el mérito de la actuación legal en Nueva York: una vindicación del principio de igualdad. En un tribunal de Nueva York se enfrentarán las palabras de dos personas: uno es uno de los hombres más poderosos del mundo, la otra es una mujer migrante de origen africano que mantiene con su trabajo como recamarera en un hotel a su hija adolescente. Un jurado escuchará los testimonios de los dos, pesará las pruebas que presente cada uno y decidirá. En esa deliberación judicial que valida el principio de igualdad se encuentra una de las prendas más valiosas del sistema legal norteamericano.
Quizá tiene razón Jean Daniel. Este caso habla de dos civilizaciones: una es la civilización del honor, la otra la de la igualdad.
Gracias por hacer notar lo evidente. La igualdad de los seres humanos ante la ley debería ser siempre la regla. De otra forma la corrupción rampante tiñe de desconfianza el trato humano y hace desaparecer las reglas de buena fe que permiten tener una sociedad armónica.
Publicado por: Ariadne | 23/05/2011 en 08:45 a.m.
No seas demagogo Ariadne, se supone que JSHM intentó salirse de los simplismos, se supone...
¿Y por qué nadie comenta nada aquí? Chiflen en la loma.
Publicado por: Omar Alí Silva Alvarez | 23/05/2011 en 09:43 a.m.
Jesus:
Sorprende que un profesor de Derecho tan destacado como tu afirme que el "perp walk" cancela el principio de presuncion de inocencia. Este principio no es otra cosa que una presunción iuris tantum (salvo prueba en contrario) que libra al acusado del onus probandi (la carga de la prueba): Es decir es una presunción que libra al acusado de tener que probar que es inocente y que, en cambio, obliga al acusador a probar que el acusado es culpable.
Pues bien, si las cosas son asi es obvio que la practica del "perp walk" no libera al fiscal de su obligacion de probar que Straus-Kahn es culpable, ni obliga a este a probar que es inocente, como ya lo veremos en el juicio que se le va a seguir.
Publicado por: Manuel García Rendón | 23/05/2011 en 12:29 p.m.
Siguiendo con mi post. Si la presunción de inocencia fuera iuris et de iure (de pleno derecho) nadie podria ser acusado de cometer delito alguno.
Por otra parte, me parece que la presentacion del acusado ante los medios de comunicacion (perp walk) esta justificada pues de esa manera se garantiza que el acusado no va a ser juzgado en lo oscurito ni para bien ni para mal.
Publicado por: Manuel García Rendón | 23/05/2011 en 01:15 p.m.
Professor :
Que bueno que tocaste el tema. Lo estaba estudiando.
Liberté, égalité, fraternité, socialiste son las cuatro mamarracahadas frenchies.
Mucho de lo frenchie es una falsedad bellamente promovida. Ellos son los grandes vendedores de ilusiones. Merolicos de mirages.
Son tan falsos, como una Madeleine con brassiere empacado con calcetines hechos bola.
Momento. ¿Choque de Civilizaciones? Choque de grados de avance en civilización puede ser.
¿La civilización moderna y avanzada (con sus defectos) contra la civilización rural avanzada?
Los procedimientos y juicios son públicos desde el primer momento. C'EST LA DIFFERENCE.
C'est la vie...oui,oui...
Nota: Tal vez mañana por la noche mi opinión cambie en algo, ante la realité de la inmersión total en la decadencia frenchie. Debido a una invitación a una dîner très Louis Catorze.
Publicado por: FMGARZAM | 23/05/2011 en 04:00 p.m.
Se supone que los juicios son públicos, eso se quiere, no estarían en lo oscurito. Los penales en el sistema sajón lo son para un jurado y por un jurado... y creo públicos a discreción del juez, el estado, el distrito o la isla.
¿A qué viene tanta afectación vocal?
No se les entiende nada.
Publicado por: Omar | 23/05/2011 en 04:20 p.m.
En desacuerdo completo con el linchamiento mediático de los presuntos inocentes... Estimados abogados podrían leer de nuevo El proceso de Kafka? Viola derechos humanos fundamentales no sólo la "muestra" de la presa policíaca, sino también el trato tan igualitario de los desiguales... sí, desiguales. El fácil igualitarismo de JSHM no ve lo que sucede frente a sus ojos. Y BHL no dice tal cosa que dices. No lo leo en su nota. Saludos y de acuerdo con la mayor parte del texto. El final fatal.
Publicado por: Marcelo Sada V. | 23/05/2011 en 09:32 p.m.
La justicia está en manos de "la gente", ejecutada por los representantes de "la gente".
No es algo abstracto. "La gente" debe estar enterada.
Publicado por: FMGARZAM | 24/05/2011 en 08:11 a.m.
La justicia es parapeto ejecutada por un repesentante de la mano que mece la cuna. La gente debe estar enterada que ya salió el peine, que vea el que quiera ver. El señor Sarkozy se suma de nuevo a la agenda ACTA y al control de internet. Después de todo cualquier causa justa o injusta es buena para mantenerse en la plenitud de un pinchito poder. El presidente francés quiere hacerle el juego a los intereses poderosísimos de seguridad y control de personas. Alguna agenda de avanzada en el FMI y en la presidencia de Francia tiene límites, eso según la propiedad intelectual según Sarkozy.
Publicado por: Hagao Misuki | 25/05/2011 en 06:21 a.m.
Es falso que el derecho a la información sea ilimitado, tienes límites y eso toda la "gente" lo sabe. Excepto los policías. La vida privada por ejemplo, el "honor" que no le gusta a JSHM también, etc. Por otra parte no es igual un criminal confeso y reincidente, un fugitivo capturado, un desconocido... y la prensa lo sabe... No trata igual a todos los presos que exhiben los gobiernos. En México la famosa "presentación" de aprendidos es un crimen contra la humanidad... y la prensa es cómplice. En esto no podemos estar de acuerdo. Eso es al menos lógico si partimos de premisas diferentes. Es normal en democracias, en el trabajo académico, en la amistad y en el discurso de la opinión.
Publicado por: Marcelo Sada V. | 25/05/2011 en 09:41 a.m.
Te perdí Sada. ¿Dónde ves que Jesús vaya contra la vida privada o el honor? Te equivocas.
Cierto, el derecho a la información no es ilimitado. Inverso parece, no es, que la información de internet que detenta control objeto.sujeto/datos.receptor tiene límites.
Y no falta quien diga que el internet como fuente de información deba tener límites, algo tramposo si se está en función de sujetos.receptores, no objetos.datos eminentes. Otra cosa son pues los controles, reglamentos ordinarios de internet.
Priorizar es racional, no hacerlo es irracional incluso dentro linderos racionales.
Por eso a ejemplo se dice que alguna agenda de avanzada del FMI y de misma presidencia francesa tiene sus límites politiqueros, eso según la propiedad intelectual según crea Sarkozy.
Publicado por: Hagao Misuki | 25/05/2011 en 10:34 a.m.
Misuki: tal vez en esta parte, pero pude equivocarme!No lo sé aún.
JSHM dice al final:
"Ahí está justamente el mérito de la actuación legal en Nueva York: una vindicación del principio de igualdad."
"En esa deliberación judicial que valida el principio de igualdad se encuentra una de las prendas más valiosas del sistema legal norteamericano.Quizá tiene razón Jean Daniel. Este caso habla de dos civilizaciones: una es la civilización del honor, la otra la de la igualdad."
Por otra parte. De acuerdo hoy Internet "no tiene límites", pero si los debemos tener, adoptar, las personas que la usamos... Ojalá. El otro asunto de Sarkozy es mas complejo.
Publicado por: Marcelo Sada V. | 26/05/2011 en 11:19 a.m.