Charles Simic publica otra postal de sus recuerdos para hablar del cine. Al poeta le parece extraño que los escritores hablen tan poco de las películas que vieron de niños si en el cine encontraron el mundo. En una sala de cine conocimos Nueva York y París, la guerra, el box. Por el cine bailamos como Fred Astaire y escapamos de orfanatos, fumamos opio y derrotamos a Napoleón. Simic recuerda el momento en que vio Ladrón de bicicletas:
El día que vi Ladrón de bicicletas me convertí en un esteta sin darme cuenta. Estaba más preocupado con la forma en que se hacía una película que con los giros de su argumento. De repente, me fascinó la manera en que la cámara se movía o la forma en que se cortaba una escena o el marco que envolvía cierta imagen. Podría estar horas tumbado en la cama repasando una escena una y otra vez, recreándola para hacerla más misteriosa, más erótica y, desde luego, más poética. Lo disfrutaba inmensamente. No me extraña que mis amigos empezaran a pensar que yo era un poco raro en cosas de cine. Tendría doce años, no tenía idea de nada pero ya tenía una cineteca en la cabeza (...) suficientemente grande como para entretenerme y enriquecerme la vida, cuando me despertaba en la noche.
Me gusta el punto de vista que nos has puesto, la verdad que merece bastante la pena leerte.
Publicado por: Viajes | 25/01/2012 en 03:54 p.m.