Timothy Garton Ash ha abierto un espacio interesante para debatir los confines de la libertad de expresión en el mundo contemporáneo. El constitucionalista Jeremy Waldron ha reaccionado frente a la incapacidad de la mente liberal para reconocer el daño del discurso del odio. Uno de los principios que defiende Garton Ash es, precisamente, que deben eliminarse las legislaciones que prohiben ese discurso. Tal posición ignora los daños que provoca el lenguaje de odio, sostiene Waldron. Las normas que prohiben el discurso del odio sostienen la condición cívica de todos los miembros de una comunidad, la dignidad básica de todos. El argumento lo ha expuesto Waldron con mayor detalle en este libro.
Norman Geras no coincide con Waldron: el lenguaje es un instrumento demasiado delicado para las rudezas de la ley.
la condición cívica de todos los miembros de una comunidad, la dignidad básica de
Publicado por: ed hardy uk | 08/05/2012 en 01:19 a.m.