Por unos minutos, el Senado se convirtió en un Comité de Actividades Antimexicanas. Un comité que, a pesar de tener un solo miembro, habla mucho de una tendencia de nuestro debate público: describir al adversario como enemigo de la patria tejiendo complejas conspiraciones de las fuerzas obscuras para adueñarse del alma nacional. Para el cazador de antimexicanos no hay discrepancias que merezcan esclarecerse: sólo deslealtades que deben ser denunciadas públicamente. El Senado había organizado un foro para debatir la reforma energética. Para la primera sesión fueron invitados Cuauhtémoc Cárdenas, Federico Reyes Heroles y Juan Pardinas, quienes expusieron sus ideas sobre el sentido del cambio necesario. El debate fue bloqueado por una inquisición breve e insustancial pero elocuente. Tras elogiar ritualmente a Cuauhtémoc Cárdenas, el senador Manuel Bartlett dijo, palabras más, palabras menos: tenemos frente a nosotros a dos agentes del extranjero. Pretenden entregar la riqueza mexicana a nuestros explotadores. No tiene sentido escuchar sus argumentos: son antimexicanos. La polémica es una distracción: lo importante es demoler el prestigio del interlocutor.
Un recurso frecuente del macartismo es el intento de anular la dignidad personal del adversario. El sospechoso carece de identidad, no tiene ideas propias, camina movido por el impulso de una agencia perversa. Es enemigo de la Patria pero actúa sin voluntad propia. Reyes Heroles no exponía sus ideas sino que actuaba como publicista del gobierno; Pardinas era un empleado de empresas extranjeras. El conspiratismo necesita oponer su épica de dignidad a la farsa de los títeres; los patriotas contra esos trapos que son movidos por el maligno. El otro ha sido lobotomizado por el comunismo internacional, por las potencias extranjeras, por la raza sucia. El macartismo es el patriotismo que se remanga la camisa, dijo Joseph McCarthy para justificar su cacería. Bartlett se imaginará patriota en lucha contra los desleales. Su intercambio con Juan Pardinas en el Senado refleja esa vertiente de nacionalismo persecutorio que lanza descalificaciones sin necesidad de aportar pruebas y sin perder el tiempo elaborando una sola idea. Para el coordinador del grupo parlamentario del PT en el Senado, el Instituto Mexicano para la Competitividad que dirige Pardinas no es más que una institución al servicio de los Estados Unidos. El hecho de que Pardinas haya participado en una reunión del Centro Woodrow Wilson de Washington lo convierte en un empleado del gobierno norteamericano.
Orgulloso de su desplante, el senador escribió después que había desenmascarado a un “vendepatrias”. Ése es, en efecto, su vocabulario… y su mundo. Era el deber de un “nacionalista” exhibir a quien entrega las riquezas de México al extranjero. De eso hay que hablar: de la coartada nacionalista. Sigue vigente en ciertos círculos la convicción conservadora (que aquí pasa por progresista) de que el nacionalismo es idéntico al patriotismo. Que el único que cuida los intereses nacionales es el nacionalista. No lo es. El siglo XX debió enseñarnos algo. El nacionalista no busca lo mejor para México, busca lo propio. Le importa el certificado de origen de las propuestas para desentenderse de sus efectos. Por eso el gran crítico Jorge Cuesta decía que el nacionalismo era el colmo de la fatuidad. El nacionalista es el aduanero del gusto, el aduanero de las ideas. Lo nuestro es siempre preferible a lo ajeno por la sencilla razón … de que es nuestro. De ahí su filiación profunda con el conservadurismo: el nacionalista se empeña en preservar porque no se atreve a imaginar. Si algo sirve afuera no funcionaría aquí. Somos únicos, somos irrepetibles, somos incomparables. El exterior es siempre amenaza de contaminación, un peligro para nuestra identidad. El nacionalista está convencido de que su miopía es rasgo de superioridad ética. No ve de lejos porque no le interesa, porque cree que lo distante es inservible. No parece preocuparle a los perredistas que el modelo que defiende el ingeniero Cárdenas sea único en el mundo. Que no haya país en el planeta que siga su esquema es, tal vez motivo de orgullo: si no hay nadie como nosotros, no podemos tomar ejemplos de nadie.
El compromiso del nacionalista se demuestra en el activo desprecio por el mundo. Cada experiencia es distinta, dice Cuauhtémoc Cárdenas, como si fuera inservible la experiencia de otros. El nacionalista cree que el recuerdo (el que reitera sus prejuicios, por supuesto) basta para ubicarse en el mundo. Despreciables, los curiosos que piensan que afuera puede haber lecciones que aprender. El aduanero entiende que su deber es impedir que las ideas de fuera se cuelen a México. Por ello habrá que agradecerle al senador Bartlett que haya señalado públicamente otro de los pecados de Juan Pardinas para que no pretenda engañarnos: ¡habla inglés con acento británico!
Somos el resto de los mexicanos los extranjeros en el paraíso petrolero nacional.
Quizá vaya siendo tiempo de expropiarle el petróleo a los Cárdenas. Y desde hace mucho es tiempo de expropiación a los sindicatos, insiders y conexos.
Publicado por: FMGARZAM | 30/09/2013 en 09:28 a.m.
El colmo de la incongruencia, cinismo e infantilización del debate. Pero eso quería AMLO al concederle el "perdón" a este delicuente electoral, de cuello blanco, común y de lo que quieras que es Manuel Bartlett. Se compró otro perro de presa. Lástima por el joven que habla francés con acento de Sciences- Po el verse reducido a ser un Noroña más.
Publicado por: antonio mondragón | 30/09/2013 en 11:04 a.m.
Maestro Silva-Herzog, el debate de la ideas implica, por parte de los concurrentes, el aceptar al menos un mínimo de probabilidad respecto a estar errado en aquello que cada uno sostiene; los nacionalistas son fanáticos, el fanático cree que tiene "la razón" porque aquello en lo cree es le es propio, porque es suyo, porqué es él, el que lo cree; ello da validez universal a sus ideas.
Le propongo no detenernos en el debate infructuoso, no es posible demostrarles equivocación alguna, con ello, el ignorarles es el mejor de los debates.
Publicado por: Abelardo González Zamudio | 30/09/2013 en 01:37 p.m.
Bueno, de Pardinas antes de ver la factura del video, siquiera quien lo origina, cada quien que saque sus conclusiones
http://www.youtube.com/watch?v=XIh1-r8ZZX0&sns=tw
Publicado por: saludos | 30/09/2013 en 01:58 p.m.
Creo, como Antaki, que el nacional(ismo) tiene ventajas sociales que en la práctica aún no son superadas por otro paradigma. ¿O sí?
Pero más allá de lo criticable del dogma -o del antidogma- no me queda duda que ese senador no merece tal tribuna. Y no lo merece pues teniendo la capacidad de argumentar se detiene simplemente en el vituperio. Chafa, pues.
Bien por el punto. Que eleven su altura quienes tienen la capacidad -y obligación - de hacerlo. Para eso se les paga.
Publicado por: A | 30/09/2013 en 03:03 p.m.
Brillante análisis y fuente de muchos de los problemas presentes en México: la falta de altura de miras y de la capacidad de poder ver con "los ojos del otro". PD. me parece (meramente casualidad de eso estoy seguro) un artículo-saco hecho a la medida del Dr. Lorenzo Meyer.
Publicado por: Miguel Castanuela | 30/09/2013 en 04:47 p.m.
Señor Jesús, podríamos hacer un análisis de todos los discursos de los políticos de la izquierda mexicana y encontraremos errores de forma y de fondo, tan graves como los que encontraríamos en los de la derecha y otras tendencias. Pero este trabajo ni el que se tomó Usted para analizar a Bartlett y a Cárdenas, me convencen de que vender la soberanía energética de este país sea bueno para mi ni para mis hijos. Lo que sí está claro para mi -después de ver el vídeo que adjuntó alguien en este blog- es que el Señor Pardinas habla un inglés regular y al parecer lo entiende regularmente o en menor medida, porque no parece que negocie a favor de México. Saludos
Publicado por: David Palacios | 01/10/2013 en 01:41 a.m.
¿Y quién manda a negociar al Sr. Pardinas? ¿Una catapulta porque sale en tele -Televisa- mayormente? ¿Su psique de Pardinas? ¿El instituto de competitividad que preside? ¿Y por qué lo preside alguien así?
Publicado por: gracias , este tipo de preguntas desgatiñan a los seudo liberales | 03/10/2013 en 07:35 p.m.
Disculpen, alguien hablo de la silla y la academia.... de la lengua de Jesús Silva-Herzog Márquez???
Me pregunto sobre la aportación de un wanna o poser como Jesús en la academia ésa, sus criterios o sus referentes ante el mentado y acusado plagio (arma de destrucción masiva) en letras son de señorito anticuado por ejemplo. La real academia nos pide más cosas que andar de exquisito, exige provocación a pensar más libre, más original y más adaptado... que no plagio
Publicado por: aplausosygracias | 03/10/2013 en 07:53 p.m.