Fernando Savater publica hoy un artículo interesante en El país sobre nuestra fascinación por los energúmenos, esa debilidad por los demoledores que, naturalmente, no es solamente española.
No me resulta fácil comprender por qué este tipo de vociferantes despierta tan morboso deleite en personas que en otros asuntos prácticos de la vida atienden a argumentos y no a iracundos rebuznos. Siempre me he resistido a creer —aunque no faltan pruebas que la abonan— en la teoría que expuso Enrique Lynch en un artículo hace bastantes años: que los españoles sentimos una suerte de veneración por los energúmenos. Prefiero suponer que para muchos, incluso inteligentes, es una satisfacción mayor descalificar a personas que refutar argumentaciones. Christopher Hitchens protestaba contra este vicio que le aplicaban de vez en cuando algunos de sus antagonistas en debates públicos: “Me había acostumbrado al nuevo estilo de la seudoizquierda, según el cual, si tu oponente creía que había identificado el motivo mas bajo de todos los posibles, estaba bastante seguro de que había aislado el único verdadero. Este método vulgar, que ahora es también la norma del periodismo actual que no es de izquierdas, está diseñado para convertir a cualquier idiota ruidoso en un analista magistral” (en Hitch-22). Lo malo es que el propio Hitchens, y yo mismo, ay, y tantos otros, hemos incurrido a veces en esa práctica cuya mala fe nos resulta tan evidente cuando somos pacientes de ella…
Dos explicaciones ofrece Savater para entender este achaque de nuestra cultura. La primera es la tentación de convertirse en conciencia moral y, por lo tanto, renunciar a la autocrítica. La segunda es el "rabioso afán de llegar a conclusiones". Mucho más gratificante el juicio tajante que el matiz...
Much ado about nothing (comenté en El País)
Adversarismo energúmeno.
Artemio Benavides (Monterrey, México), sugería para animar la conversación tomar actitudes de taberna Gachupina (Española, Castellana o Madrileña, pero sin soberbia Argentina). Cada quien adquiriría una vociferante opinión contraria a la del otro, independientemente de razón o lo antes dicho. Llegaba saludando con un “no se lo que haya dicho este, pero me opongo totalmente a sus podridos conceptos”.
Discutimos sobre las raíces de nuestra inicua litigio-ocio-sidad. Sería por herencia Ibérica, a diferencia de los Anglo-Sajones o Nórdicos, o sería algo adquirido por contagio Inquisitorial, Barroco o por adopción afrancesada, Borbónica. Un descartesiano discuto: luego existo.
Una tergiversación. Y así abusar de los simples mortales con su predilección por el espectáculo, la pirotecnia verbal, formas, métodos, como sustitución del análisis y comprensión del fondo.
Pero Hitchens, o Savater, tiene preparación, Data Base, y capacidad argumentativa como para sostener la posición que quiera, escoger lado, y hacerla razonablemente.
Y con razón Hitch hizo llorar a Borges.
Publicado por: FMGARZAM | 29/10/2013 en 11:29 a.m.
Me gustó que trajeras este tema. Muy adecuado a los tiempos futboleros.
El Piojo Herrera, proto-héroe anticipado, energúmeno y leñero fanfarrón, como epítome de las predilecciones nacionales. (Televisa es la forjadora formal de la nación y ahora ¿será la salvadora?)
Yo, cuando llegaron los Atlantistas a manejar a los Rayados, dejé de asistir al estadio. Asisto, y por invitación, una vez por año cuando mucho.
No es lo mismo ser un Atlante (Gigante) que ser un ratoncito verde con camiseta blaugrana. Y ahí estaban en Costa Rica diez ratoncitos verdes y el porterito vestido de Mickey Mouse.
Yo, como Krauze, veo el vaso de medio lleno a menos. Sin Secretaría de la Felicidad las que predominan y dominan son la Secretaría del Atlantismo y la Secretaría del Cardenísmo.
El país cada vez se vuelve más un Michoacán Nacional, con tintes de vociferante y mediocre equipo Atlante.
Publicado por: FMGARZAM | 29/10/2013 en 11:53 a.m.
FRICASÉ
Igual que el Tri
El Abogado del Pueblo
(EL NORTE, 31 Oct. 13)
Nuestra economía es calca de la Selección Nacional: sobrepromete, pero subdesempeña.
Fuera de Venezuela, cuya economía ha sido destrozada y destazada por el chavismo y que arroja los números más jalowinescos del continente, la de México es una de las que muestran menor crecimiento en América Latina.
¿Qué pasó con el milagro mexicano?
¿Dónde quedó ese optimismo desbordante de hace apenas un par de años?
Habrá que preguntarle a los presuntamente sapientes conductores de la orquesta nacional económica; mas lo que es a nivel calle, a nivel ciudadano, el "milagro mexicano" está resultando ser un espejismo, si no es que un fraude, mucho más serio que el futbolístico.
Publicado por: FMGARZAM | 31/10/2013 en 10:17 a.m.
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Publicado por: jshm | 11/11/2013 en 12:14 a.m.
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Publicado por: jshm | 11/11/2013 en 12:15 a.m.